Jiang Cheng y Lan WangJi siendo Besties

Mi Consejero, Lan WangJi

Resumen:

Cinco veces en las que Lan Wangji intenta, y falla, en "ayudar" a Jiang Cheng a hacer algo romántico por Lan Xichen, y una vez en la que no interfiere.

Ningún ugin fue herido durante la creación de este capitulo <3

Escrito por: JiangChengLotus

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— Necesito tu ayuda.

Lan Wangji levantó la mirada por un breve segundo de su pila de papeles para mirar el rostro esperanzado de Jiang Cheng antes de volver a su trabajo y negar con la cabeza.

— No.

— ¿Por favor?

— No. — Lan Wangji tomó un sorbo de su té. Era Oolong, su favorito.

— ¡Prometo que esto no será como la última vez!

Lan Wangji lo fulminó con la mirada, todavía resentido por lo que había sucedido la última vez que acepto la petición de ayuda de Jiang Cheng.

Había tenido que beber té con el líder de la secta Yao durante semanas solo para corregir el error de su cuñado.

Semanas.

— Ni siquiera tenía Oolong. — Lan Wangji murmuró para sí mismo, todavía traumatizado.

Jiang Cheng suspiró, pero al menos tuvo la decencia de parecer un poco culpable. — Mira, lamento lo que pasó-

— Deberías. — Lan Wangji tomó otro sorbo de té.

— ¡Pero realmente necesito tu ayuda! — Jiang Cheng prácticamente estaba rogando en este punto. Hubiera sido divertido para Lan Wangji si no estuviera tan preocupado por lo que fuera que el Líder de la Secta Jiang necesitara su ayuda. — Seré amable contigo durante un mes si me ayudas.

Lan Wangji enarcó una ceja, dudando de la validez de esas palabras.

— Dos meses. — Jiang Cheng volvió a intentar.

— No necesito tu amabilidad. — Y luego, como una ocurrencia tardía, Lan Wangji agregó: — No creo que puedas ser amable conmigo aun si lo intentas.

Jiang Cheng resopló indignado. — Claro que podría.

— Adelante. Haz tu mejor intento.

— Claro. — Jiang Cheng espetó, cruzando los brazos sobre el pecho. — ...está bien, esto en realidad es un poco difícil...

Lan Wangji lo miro esceptico.

— Hmm...Espera! Lo tengo! — Jiang Cheng exclamo. — Mis ganas de matarte son significativamente menos que hace dos décadas.

Lan Wangji suspiro, tomando otro sorbo de su té.

— Está bien, entiendo tu punto. — Admitió Jiang Cheng, frotándose la nuca tímidamente.

Lan Wangji ni siquiera trató de evitar rodar los ojos. Era un hábito terrible que había adquirido de su cuñado, y Wei Ying y Lan Xichen no dejarían de recordárselo, pero no fue culpa de Lan Wangji, no pudo evitarlo.

— ¿Qué quieres? — Preguntó Lan Wangji, y luego tomó un gran sorbo de su té tratando de prepararse para cualquier lío en el que se había metido Jiang Cheng.