CAPITULO 15.

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"Somos de la misma raza, después de todo, las razones para ir a la guerra no importan. Religión, ideologías, recursos, tierras, rencor, amor. No importa si las razones son patéticas, son suficientes para comenzar una guerra. La guerra nunca acabará, razones sobran para sostener este hecho. La naturaleza humana busca el conflicto."

---Pain.

CAPÍTULO 15.

ANNIE.

Mis días han tomado diferentes tonalidades, en especial el color gris, ese gris que se refleja en las sombras de su bello rostro, maldición, estoy perdida por el verde de sus ojos. Se que me ha pedido no esperarlo, pero eso hago, esperar.

No soy de las que se niega al amor, y mucho menos cuando un hombre me hace vibrar con tan solo una mirada, una sonrisa o con el suave toque de sus manos algo callosas, mi alma ha sido tocada de una manera efímera.

Volví a Arizona para seguir trabajando, tengo que encontrar le solución a la enfermedad de mis manatíes, ellos me necesitan ahora mismo y mi mente solo divaga entre pequeños recuerdos creados con Sam y una discusión con Rose, ¿Cómo se atrevió a tanto? se que piensa que no es para tanto, pero vamos me enamore de alguien que no va a tener nada conmigo por su profesión. 

No pudo ocurrírsele emparejarme no lo se, ¿con un profesor? o alguna otra cosa, aunque admito que fue acertado, simplemente conectamos en una línea de tiempo errónea, solo se que me aferrare a el, el breve tiempo que tengamos.

Se que en unos días volveré a hablarle a Rose, solo necesito espacio y ella lo sabe.

Las enormes letras MARITIMO'S se hace presente a mi vista, llevo mi Mazda a la cera, para poder parquear me sin problemas, mi carro es llamativo a la vista de todos, es algo costoso, aunque no lo tengo por pretenciosa, ¿quien sospecharia que mi auto es blindado? nadie exacto.

Lo dejo donde siempre y me apresuro a bajar mi bolso, he llegado algo tarde, ayer me encontré con Martha, la madre de Sam y charlamos de muchas cosas, es una gran señora, ya veo porque la ama tanto.

Acomodo mi bolso en mi espalda, tomando los papeles con mis manos, cuando sin pensarlo tropiezo con una mujer de cabello rojo o ¿naranja? la observo y es muy hermosa, su fina cara, ojos algo distraídos y una cálida sonrisa; su piel pálida se acentúa con el color de su cabello.

---Perdon---me disculpo con la chica que yace también en el suelo.

---No te preocupes preciosa, ando algo distraída---su voz es algo fuerte, me imagine una voz más dulce y suave---¿Vas a entrar?---me dice mientras me tiende la mano.

---Si, atiendo a los manatíes---ya en pie la observo mejor, es mucho más alta que yo, en gran consideración, sus ojos son cafes claros y sus labios rosados me detallan con risa.

---Entonces somos compañeras---extiende su mano---Eda Mendez.

---Annie Richards---recibo su mano---¿eres a la que enviaron del ministerio de protección de la vida marítima?---le pregunto.

---Sí señora, soy practicante---camina junto conmigo, sus pantalones anchos y su camisa grande están dándome una extraña señal.

---Si me gustan las mujeres---como si me leyera la mente aclara mis dudas---de hecho estoy saliendo con alguien de este país es muy hermosa---luce muy joven.

---Espero y no me hayas mal interpretado, realmente la orientación sexual de las personas me tiene sin cuidado, es tu forma de vestir la que me confunde, pero son asuntos tuyos ¿cuantos años tienes y de donde eres?---cambio el tema.

CARTAS AL AZARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora