[5]

1.9K 232 271
                                    

si ven un error de nombres, porfa díganme, en veces se me pasan.


Heeseung era un ser de sonrisa andante desde que supo la noticia, ya casi podía imaginarse con un pequeño bebé entre sus brazos, consintiéndolo en todo porque estaba seguro que no podría resistirse a sus miradas o a sus sonrisas, mucho menos a cuando le dijera papá.

Heeseung pensaba que, si era un niño, le enseñaría desde pequeño a ser todo un caballero y siempre velar por hacer las cosas que amaba. En cambio, si era una niña, sabía que sería mucho más trabajo pues ya podía imaginarse espantando a todos sus pretendientes del futuro. Seguramente, fuese hombre o mujer, sería un bebé hermoso.

Ambos decidieron darse el siguiente día libre de sus trabajos, Heeseung ahogó a Jake en atenciones, logrando que su pequeño esposo reclamara respecto a que no podría tratarlo de ese modo durante los nueve meses siguientes, pero Heeseung insistía en que sí podía; y lo haría.

—¿Cómo lo llamaremos?

—Oh, Heeseung!. Harás que te odie, en serio. Solo llevo un día sabiendo que estoy embarazado, déjame asimilar primero que mi cuerpo engordará y me pondré horrible. — Reclamó Jake, comiendo de la ensalada que había preferido comer ante las hamburguesas que Heeseung había ofrecido. No iba a comer comida chatarra sabiendo que engordaría mucho más, no quería quedar desastroso luego de tener a su hijo.

—Te pondrás hermoso, es imposible que puedas ponerte horrible. — Heeseung respondió, sonriendo al verlo comer la ensalada con poca gana. Sabía que Jake detestaba las verduras, pero también sabía cuán comprometido era con sus cosas y si se había propuesto no engordar demasiado esos meses, lo cumpliría.

Tuvieron un día agradable compartiendo entre semana como hace mucho no hacían, se consintieron mutuamente y vieron un par de películas a lo largo del día, para terminar en una zambullida a la piscina temperada que tenían en el subterráneo de la casa. Heeseung podría vivir eternamente solo con momentos como esos, y Jake también, la diferencia era que tenía un tormento en su cabeza que no le dejaba pensar con claridad.

Heeseung había tenido que llamar a Sunoo avisándole que él no estaría en la empresa, pero que Jisung sabía que iría a hablar con Jungwon y se encargaría de todo apenas llegara. Cuando el pequeño le preguntó el motivo de ausencia ese día, Heeseung aseguró que se lo contaría al día siguiente, agendando el almuerzo juntos y, de paso, le contaba cómo le iba con su empleado.

Sunoo llegó ese lunes un poco nervioso con una carpeta enorme repleta de archivos. No había ido muy seguido a la empresa de Heeseung, y estar ahí sin él le hacía sentir algo tímido. Sin embargo, al ingresar a la recepción pidió hablar con el asistente de su mejor amigo.

—¿Usted es Kim Sunoo?

—Así es...

—El señor Han lo espera, ¿Sabe dónde encontrarlo?

—Lo sé, muchas gracias. — Dijo Sunoo con una sonrisa, procediendo a avanzar hasta el elevador que lo llevaría al último piso, donde estaba la gerencia de aquella empresa.

Siempre le sorprendería el respeto que los empleados tenían ante la gente que trabajaba mano a mano con Heeseung, Jisung era un chico joven y trabajador que hacía muy bien lo que le correspondía, sabía que ese chico tenía la total confianza de su amigo y, como muchos, lo admiraba por su empeño y compromiso.

Haciendo venias ante la gente que se cruzaba en su camino, se dirigió al escritorio de Jisung fuera de la que sabía era la oficina de Heeseung, llamando su atención con un leve carraspeo de su garganta.

—Hola, Sung. — Saludó Sunoo con una sonrisa, el muchacho correspondió a su sonrisa y se puso de pie haciendo una venia, a modo de saludo. — Heeseung me ha dicho que me ayudarías hoy.

𝗰𝗮𝗰𝘁𝘂𝘀 𝗻𝗱' 𝗯𝗮𝗹𝗹𝗼𝗻𝘀 ▪︎ 𝙝𝙚𝙚𝙨𝙪𝙣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora