𝗰𝗮𝗰𝘁𝘂𝘀 𝗻𝗱' 𝗯𝗮𝗹𝗹𝗼𝗻𝘀 ▪︎ 𝙝𝙚𝙚𝙨𝙪𝙣

[9]

Heeseung pasó esa noche en casa de Sunoo. Entre sus delirios de borracho, le había pedido que lo dejara dormir en el sofá de su casa y Sunoo no pudo decirle que no. Hace mucho que no veía a su amigo así de destrozado, cuando le preguntó no quiso decirle nada, pero suponía que debía ser algo grave para estar de ese modo. Aun así, recibió las llaves del auto que Heeseung le pasaba y, tratando de no caerse al piso, lo sostuvo hasta lograr meterlo dentro del vehículo, abrochándole el cinturón de seguridad para poder subirse de piloto y conducir hasta su casa.

Para su suerte, el alto no fue un problema. Simplemente se recostó en la cama del cuarto de invitados y le dio las gracias a Sunoo antes de caer profundamente dormido, se pudieron oír sus suaves ronquidos a los pocos minutos.

A la mañana siguiente, Heeseung despertó con la alarma de su teléfono que le indicaba que era tiempo de levantarse para ir a la oficina. Pensó que sería buena idea desaparecerse otra vez, después de todo estaba pasando un mal momento, pero luego se dijo a sí mismo que debía ir a buscar sus cosas a la casa y buscar un lugar donde vivir, así que no podía darse el lujo de estorbarle a su amigo, quien por cierto ya metía ruido en la que Heeseung supuso sería la cocina.

Su resaca era fuerte, pero podría manejarla con una ducha y una píldora para el dolor de cabeza, miró su ropa desaliñada y arrugó la nariz ante la hediondez del cuarto, ¿Ese aroma era culpa suya? Se olía como si hubiesen derramado una botella de whisky sobre las sábanas y las hayan dejado secar. Abrió las ventanas y quitó las mantas de la cama dispuesto a dejarlas en donde sea que Sunoo lavara la ropa, por lo que entre sus brazos mantuvo las prendas y bajó hasta donde el ruido se dejaba oír, encontrando a Sunoo sentado sobre el mesón de la cocina revisando su teléfono con una mano y sosteniendo una taza de cafe en la otra.

—Buenos días, Sunoo. ¿Dónde puedo dejarte esto? Huele terrible... — Sunoo alzó la mirada al escucharlo, sonriendo al ver su mueca de desagrado por su última frase.

—Por ahí está la lavandería. — Indicó el menor un pequeño pasillo junto a la cocina, Heeseung entró en la única puerta y puso a andar la lavadora para que las sábanas se limpiaran, luego volvió a la cocina. — ¿Has dormido bien?

—Sí, muy bien. Lamento haberte molestado anoche... Pensé en llamar a Jungwon, pero seguramente me patearía el trasero. — Sunoo asintió dándole la razón, bebiendo otro sorbo de su café mientras lo observaba analíticamente. Heeseung se sintió un poco incómodo y se removió, carraspeando la garganta. — Ya tengo que irme.

—¿Estás bien? — Sunoo preguntó sin dejar de mirarlo. — ¿No vas a contarme qué fue lo que pasó para que bebieras así?

Heeseung caminó hasta el recibidor, sintiendo los pasos de Sunoo de cerca quien se apoyó contra la muralla esperando que respondiera su pregunta mientras él se calzaba sus zapatillas. Sunoo nuevamente pensó que Heeseung se veía muy bien con ropa casual.

—Le pedí el divorcio a Jae...Jake — Respondió el más alto, mirándolo fugazmente mientras se ponía su chaqueta que seguramente Sunoo había colgado en la percha junto a la puerta.

—Oh... — El menor de ambos abrió los ojos en sorpresa, sin saber qué decirle realmente a su amigo. — Y-Yo... No sé qué debería decir al respecto.

—Nada, no tienes que decir nada. — Heeseung suspiró, sin querer contarle del todo el resto de la historia. — Ya tengo que irme, quiero aprovechar que Jake no estará para sacar mis cosas de la casa e irme a un hotel.

—¿Un hotel? Puedes quedarte aquí, Hees. No tengo problema con eso... Hay un cuarto de sobra...

—No, no es necesario. De todos modos, comenzaré a buscar algo donde vivir. Pero gracias. — El mayor sonríe y le revuelve el cabello a su amigo. — Hablamos luego. — Sunoo asintió y le entregó las llaves del vehículo, Heeseung las recibió y salió de la casa, exhalando un fuerte suspiro mientras se ponía en marcha a la que hasta ayer había sido su casa.