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Prólogo

9 de noviembre, 4:40am.

Cuchillo, hazlo, hazlo, agarra el cuchillo.

—Haylee— la voz del detective me trajo de vuelta —. ¿Tú lo hiciste?—preguntó —. ¿Haylee tú lo hiciste?— repitió

Mis ojos viajaban a todos lados, las voces en mi cabeza retumbaban sin ningún control, eran sus voces, siempre lo han sido.

—Fuero ellos— susurré en voz baja.

—Haylee— el otro detective habló —. Habla, ¿Quienes son ellos?

—Sus.....sus voces, ellos— mis labios temblaban —. Ellos, ellos, fueron ellos— agarré mi cabeza entre mis manos —. Ya, ya, ya por favor......salgan de mi cabeza— apreté mi cabeza con fuerza mientras mis lágrimas bajaban por mis mejillas.

Haylee, Haylee, el cuchillo vamos, hazlo, agárralo.

—No— grité —. No por favor, no,no,no, ya no más— mi llanto sonó por todo el salón de cámara de Gesell.

Haylee, vamos por ti, ya vamos vamos por ti.

—Ya vienen— miré a los detectives —. Por favor ayúdeme, vienen por mi, no...no otra vez.

Ambos detectives compartieron una mirada de preocupación, uno de ellos colocó sus manos en mis hombros y me habló de frente.

—Haylee, ¿quienes vienen?, ¿quienes son los que vienen por ti?— su mirada era de nerviosismo, preocupación.

No me dio tiempo en responder cuando se apagaron las luces, el detective soltó mis hombros, no se podía ver nada, cerré mis ojos y puse mis manos en mi cabeza apretándola con fuerza.

—¿Qué está pasando?— se escuchó la voz de un detective en medio de la oscuridad

—Cierren todas las puertas— la voz de un oficial habló por la radio.

Estamos cerca Haylee, vamos por ti.

—Son ellos— susurré —. Son los 3:33.