Capítulo #1

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Pov Emily

La alarma suena y siento como si me explotara el cerebro. Odio madrugar.

Me levanto y como de costumbre empiezo hacer lo que tengo que hacer y sin darme cuenta, tropiezo con Sergio, quien está dormido en el centro de mi pasada.

—Gato perezoso—le digo mientras lo veo volver a dormirse, no le importa que casi lo aplastó. Es un completo sinvergüenza.

Luego de un baño qué por suerte borro todo rastro de sueño, me arreglo para el trabajo, no es mucho, pero si lo suficiente como para verme presentable.

Salgo de mi habitación y me muevo rápidamente por la cocina con la esperanza de prepararme un café, saco la leche y las cosas que necesito, cuando abro el lugar donde se supone que tiene que estar el dichoso elemento principal, no hay nada, he olvidado comprar el café el día que fui de compras ¿Cómo rayos olvido el elemento más importante de mi cocina?, «maldita sea ser tan distraída» ahora tendré que pasar comprando un café antes ir a la oficina.

En el trascurso del camino a la oficial encuentro una cafetería abierta, lo cual me llena de alegría, pero me parece curioso ya qué no recuerdo haberla visto, supongo que es nueva. Entró, pido mi café y lo pago, luego le agradezco a la joven que me lo vendió, me despido y me dirigió a Quantico.

Ya estando en Quantico saludo al guardia que trabajaba aquí, se puede decir que como algo parecido a amigos, habló con él un rato y luego sigo mi camino, entró al elevador y llegó a las oficinas de la UAC.

Cuando voy entrando miró aún hombre alto como de 1.85 metros que está en mi escritorio, el hombre se me hace muy familiar. Me acercó a él para saber si necesita algo o busca a alguien.

Cuando me acerco, el hombre se voltea. Una vez frente a frente, puedo notar que es el idiota de Clyde Easter mi ex jefe y amigo. Sonrió con mucho entusiasmo, aunque no lo diga muy seguido, Clyde es uno de mis mejores amigos y una de las personas a las que realmente aprecio y confío, con él hemos vivido tantas cosas, que si algún día necesito ayuda, sé que él sería quien me respaldaría sin importar nada.

Mi sonrisa se va desvanecido cuando la duda por su presencia aquí me empieza a tomar, y el hecho de que no sonría con su estúpida sonrisa arrogante me preocupa.

Algo malo pasó.

¡Hola! Disculpen si hay alguna falta ortográfica.

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