Capítulo 29 #

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Perdonen los errores ortográficos.

—Inis dom cúis mhaith gan tú a mharú. —exclama en su idioma madre.

Pov Emily

Tantos preguntas sin respuesta   pasan por mi mente, en todos la culpa me atrapa, ¿por qué no fui mas rápida? de haberlo sido estaría con mi equipo en este momento. ¿Por qué no acepte la ayuda  de mi padre? ¿por qué no le conté al equipo sobre Ian?  ¿mi estúpido ser será la razón por la que Aiden  no tendrá una vida tranquila?

De no haber sido tan jodidamente ambiciosa nada de esto estaría pasando, no tube qué haber  aceptado esa estúpida misión, ¿en que demonios pensaba cuando cuando la acepte?

No sólo jodi mi vida, si no también la de todos aquellos que me aman, traje dolor y tristeza a su vida.

Talvez morir se ha la solución, ellos tendrán un cierre y yo. Yo ya no sufrire.

Cuando aceptó mi final destino un pensamiento recorre mi cabeza. Aiden, necesito vivir por el.

No puedo rendirme, tengo que luchar por él, merece una  mejor vida que ser un terrorista. El es tan dulce, tan cariñoso, no merece vivir en el mundo que su padre quiere para él.

Siento el arma de Ian en mi cabeza. Es ahora o nunca.

Con toda la fuerza que no se donde saco, me levanto y agarro el brazo de Ian, le arrebato el arma, me devuelve el golpe y tira el arma por la ventana y en  un acto de desespero me tiro  encima de él,  lo golpeó con mi cabeza. Y mi puño se estrella una y otra vez con su rostro. Cuando  noto que esta semiconsciente corro en busca del cuchillo, el golpe que le di no lo detendrá mucho tiempo, soy consciente de que si no lo mató el me matara a mi y si no me mata, una gran paliza me espera.

Encuentro el cuchillo tirado por la mesita de noche y lo tomó, pero al tomarlo, siento unas manos que me toman por la cintura y me habientan  contra la pared. Por segunda vez mi cabeza golpea contra algo duro. Siento que todo gira a mi alrededor tras el golpe.

—No mereces  simplemente  morir de una bala en la cabeza, eso es muy fácil, mereces morir de la manera más cruel que existe, eres una perra malagradecida y ahora voy a enseñarte como mi gente trata a las perras Emily. —en mi aturdimiento lo escucho sacarse el cinturón y temo que suceda lo de la última vez. Me hago bolita. Y rezo de que sea rápido.

De reojo miro que a pesar de que se sacó el cinturón, no se bajó el pantalón, eso me alivia un poco pero la sonrisa sociopata en su rostro, me quita ese pequeño alivio. La locura baila a su alrededor. Mi cerebro trabaja duro pensando  en posibles escenarios que Ian pueda hacer, cuando siento como el cuero quema mi piel.

Me golpea una y otra  vez con su cinturon, me duele, me arde y me quema. Lo único que puedo hacer es llorar y gritar porque duele demasiado.

—Dime ¿a quién perteneces? —me pregunta

—PÚDRETE. —le grito y me golpea tres veces más.

—Dime ¿a quién perteneces. ?

—VETE AL INFIERNO.—le grito. Mientras me retuerzo del dolor.

—¿Quién es tu dueño?

—Tu —le digo sin aliento cuando ya no aguanto otro.

—Más fuerte. —grita mientras me sigue golpeado.

—A TI IAN—Le digo lo más fuerte que puedo.

Los golpes cesan al fin. Pero sin compasión alguna me saca a rastras de la habitación.

               

 

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