|CAPÍTULO 36|

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Nadie dijo que sería para siempre

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Nadie dijo que sería para siempre.
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Había olvidado dónde me encontraba mientras caminaba por ese enorme jardín junto a Jun.

Poder conocer una parte de el. Escuchar anécdotas de su infancia y lugares cerca de su casa.

—No lo puedo creer...— dije riendo mientras volvíamos dentro de la casa.

—No funcionó eso de enseñarme a beber. Y termino ebrio, aún mucho más que yo. Mi madre se enojo tanto que nos envió a dar vueltas a los potreros.

De pronto se detuvo.

Me tomo de la mano colocándome detrás de el. Delante de nosotros se encontraba la madre de Haneul.

Su semblante era serio. Aún así el se inclinó de forma cortes.

— Song bu-in-i dol-aon geos (Con que ha vuelto Sra. Song)— dijo en un todo de voz algo perpicaz.

—¿Geunyeoneun nugu-inga? (¿Quien es ella?)— inquirio la dueña de la casa.

Intenté hacerlo a un lado para poder presentarme. Ya estábamos comenzando mal.

—Jun...— lo llame al ver que me mantenía en el mismo lugar.

—Nugungaleul chodaehan geos-e daehae sillyehabnida (Por favor discúlpeme por invitar a alguien)— se inclino—Yeogiga dangsin-ui jib-im-eul ij-eo (olvide que está es su casa).

—Ya no discutas— lo hice por fin a un lado— Yeoboseyo. Je ileum-eun allegseu beicheu-ibnida. Naneun sajin geulub-ui il-won-in Mr. Hwang-eseo ilhago issseubnida (Hola. Me llamo Alex Bates. Trabajo para el Sr. Hwang, soy parte del grupo de fotografía)— me incline.

Ignoro mis palabras y se dirigió al chico a mi lado.

—¿Jinjihage? (¿Es enserio?).

Yo ya estaba confundida.

—¿Jeongmal mueos? (¿Enserio que?)— farfullo. Me soltó dando un paso adelante.

De pronto sentí que estaba en medio de una tormenta.

—Eoje ulineun igeos-e daehae iyagihaessgo... (Ayer hablamos de esto y...)— la interrumpió de pronto Eunji.

—Jun— se acerco rápidamente a su hijo—Il-eonan il-e daehae maeu yugam-ibnida Mr. Choi, jega geuwa iyagi hal geos-ibnida (lamento mucho lo que haya pasado Sr. Choi, hablaré con el).

—Gyesog ttoggat-eumyeon andoeneunde... (No puede seguir haciendo lo mismo...)

—Sagwahanda (Me disculpo)— se inclino. Su hijo intento detenerla.

—¡Omma!— inquirio entre dientes.

La madre de Haneul lo observo un segundo para después enfocarse en mi.

Nunca Digas NuncaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora