|CAPÍTULO 39|

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Mientras dormías a mi lado×××

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Mientras dormías a mi lado
×××

Me quedé un segundo observando sus labios.

¿Quería decirle que no?
No
¿Quería que continuará?
Si
¿Estaba mal esto?
Absolutamente.

No sabía que era está sensación y si me estaba equivocando. Pero no quería que se detuviera. Recordar sus manos sobre mi cuerpo, sus labios devorar los míos hacía que mi corazón se agitará dentro de mi pecho.

Ya no podía negarlo.

Este chico había arruinado todos mis planes. Se había colado en mi vida sin invitación. ¿Que podía hacer ante eso?

Asentí recargando el rostro en el arco de su cuello. Escondiéndome. Abrazándome a el.

Admitirlo no era lo más fácil.

Mis mejillas comenzaron a arder.

No espero una palabra más y me tomo de los muslos poniéndose de pie. Mis piernas reaccionaron abrazando su cintura. Podía escuchar el ritmo de mi corazón hacer eco en mi cabeza.

Todo me daba vueltas.

Estaba cansada de luchar. De alejarlo, de intentar evitar lo inevitable, fuese lo que fuese esto.

Me sujeto con fuerza mientras subía uno a uno los escalones conmigo aferrada a el.

Sus labios hicieron a un lado la cortina de cabello llegando hasta mi oreja. Mordiendo y jugando con ella. Me mordi el labio sin poder soportar su tacto. El pecho me iba a explotar. Quería que dejará de jugar con mi cordura.

La corriente eléctrica comenzó a contraer mi estómago.

Ya no podía más.

Me abalance sobre el deborando sus labios, jugando a su manera. Enrede los dedos en su clara cabellera profundizando el beso.

Menta y nicotina.

Me había vuelto adicta ellos. Estaba completamente perdida.

Las luces se encendieron de golpe en cuanto abrió la puerta de una patada. Mi espalda choco contra ella en un instante mientras sus labios se respondían a los míos. Lo atraje mas a mi. La piel se me erizo al sentir sus manos deslizarse por debajo de mi blusa jugando con el encaje de mi sujetador. Aún perdida entre sus caricias tomo la orilla de mi blusa y la deslizó por mis brazos lanzandola a un costado dejando mi piel a su merced.

Nunca Digas NuncaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora