|CAPÍTULO 38|

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Por un beso×××

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Por un beso
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Me estrecho entre sus brazos.

—¿Que ha pasado?— preguntó preocupado. Me acomode mejor en su pecho sin darle una respuesta. No quería que viera el desastre que me dejó Jun—¿Sigues triste por tu papá?- Un sentimiento lleno mi pecho. Por lo menos el lo recordaba.

Acomode mi cabello intentando recuperar el aliento mientras me alejaba antes de responder:

—Solo fue un mal día.

Me dedico una pequeña sonrisa.

Era normal en los asiáticos que sus ojos fuesen tan delgados y desaparecieran con una sonrisa. Pero Hayato, era como ver una pintura y tan solo querer observarlo; con ese cabello azul que ahora mostraba raíces negras. Talvez si no lo tuviera tan cerca no me habría dado cuenta del pequeño lunar dentro de su ojo derecho escondido entre las largas y oscuras pestañas.

—¿Sabes que suelo hacer cuando tengo un mal día?— mencionó cruzando los brazos sobre el pecho.

Negué intentando contener sonreír ante su gesto.

— Suelo ir por Dalk-galbi.

Arrugue la nariz sin entender.

—¿Dalk-galbi?.

Asintió tomándome de la mano llevándome detrás de el.

— Tienes que probarlo. Es tan bueno que tiene su propio festival en otoño..

Lo interrumpí.

—¿Pero y que pasa si te reconocen?— le recordé sujetando su mano a lo lejos. Sus dedos presionaron los míos.

Me sonrió con picardía.

— No creas que no he venido preparado— alzó una gorra y una mascarilla.

Al parecer el plan estaba funcionando a la perfección. Aunque no entendía como los dueños de aquel casero lugar conocían tan bien a Hayato, como para saber lo que iba a pedir.

— Solía venir mucho con mi abuela— aclaro mis dudas mientras tomábamos asiento.

El lugar estaba abarrotado de mesas casi ocupadas. Y el olor a comida inundaba el lugar. Las paredes estaban cubiertas de un papel tapiz color crema con lo que parecían ser pescado pintados en marca de agua.

—Es muy tranquilo— comenté recostandome sobre la mesa.

—¿Te sientes mejor?.

Asentí recargando el mentón sobre mis brazos.

—Gracias por venir a recogerme— alcé la vista siendo impactada por un leve golpe en la frente— ¡Auch!— me queje al ver que Hayato me había golpeado con la yema de sus dedos.

Nunca Digas NuncaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora