|CAPÍTULO 19|

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Una cárcel llamada hogar

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Una cárcel llamada hogar.
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No se que era mas incomodo. Los 20 minutos con el en el auto, y que cada vez que al toparnos con un semáforo en rojo yo intentara abrir la puerta y salir corriendo el se burlara de mi poniendo el seguro.

Idiota.

— Vamos— anunció quitando de una vez por todas el seguro a la puerta.

Lo ignore girando mi vista hacia la ventana abrazando aun con mas fuerza mis rodillas.

— Te cargare de nuevo si es necesario — señaló de pie recargado sobre la puerta. La cerro rodeando el auto rápidamente hasta abrir mi puerta.

—¡Esta bien, esta bien!— alcé las manos. Me tomo del brazo sacándome y cerrando la puerta detrás de mi. Me arrastro por todo el estacionamiento— ¡Me lastimas!—sisee intentando soltarme.

— Si tan solo movieras mas rápido las piernas no tendría por que arrastrarte.

— ¿A donde vamos?— logré preguntar.

— De vuelta a Seul— se detuvo. Voltee hacia el frente topandome con una Jet en medio de la pista. Me tomo con mas fuerza del brazo avanzando hacia la puerta.

— ¿Es tuyo?.

— Un préstamo.

Me empujo para entrar. Mi mirada viajo de un lado a otro viendo entre los colores beige y café lo elegante que era. Me tomo de los hombros y me sentó en un asiento a mi izquierda. Me sentía demasiado incomoda ahí que planeaba levantarme y salir corriendo.

Mi plan se fue demasiado lejos cuando la azafata cerro la compuerta. Baje los codos dándome por vencida observando por la ventana.

— No llegarías lejos— murmuró mientras recargaba la mejilla sobre su mano.

Quería que notara aun mas mi enfado intentando con un gesto de odio.

« si necesitas ir al baño esta al final del pasillo— agregó embozando una pequeña sonrisa—  jojongsa-ege jigeum ilyug hal su issdago malhae (Dile al piloto que ya puede despegar)— comentó a la azafata en cuanto paso a su lado.

— Eres un idiota.

— y un imbécil, estúpido, tonto, patán bla bla bla— me interrumpió— soy todo lo que digas y cosas aun peor— se recargo en asiento con mi celular en la mano.

— ¿Como...?— comencé a tocarme el bolsillo.

El movimiento repentino del avión al despegar hizo que me sujetara con fuerza a mi asiento.

— Listo — concluyo cerrando mi teléfono— Ho sabe que viajaras conmigo, y Chris esta enfadada— negó apretando los labios. Me lanzo mi teléfono.

En cuento lo tuve en mis manos me fui directamente a la bandeja de mensajes.

No tenía señal y Chris estaba más que enfadada.

Nunca Digas NuncaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora