|CAPÍTULO 23|

33 0 0
                                    

No te engañes

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No te engañes. Tu tambien sientes algo por ella.
×××

Pues si podía ser peor. Primero Jun y luego las fanáticas de Jun.

—uliga nugunji asibnikka? (¿Sabes quiénes somos nosotras?)— se acercó una.

—paenkeulleob hoewon-ibnida.
(Son integrantes de su club de fans).

—ulineun Fandum-ui il-won-ibnida (Somos integrantes de su Fandum)— me aclaró — uliga nugunji molla yongseohal su issseubnida. geunde saeng-il-i eonjeinji molla uli Bias-ui saeng-il-i uli paendeom-ege mulye hae (te puedo perdonar que no sepas quiénes somos. Pero que ni siquiera sepas cuándo es el cumpleaños, el dia de nacimiento de nuestro Bias es una groseria a nuestro Fandum)— me reprochó. La sangre de me fue del rostro al ver el de todas en modo asesino. Además de que otras chicas se habían acercado al escuchar el alboroto.

—¿saeng-ildo moleuneunde dangsin-eun eotteon josu-ingayo?(¿Que clase de asistente eres, si ni siquiera sabes el cumpleaños?)— me confrontó otra chica furiosa.

—dangsin-eun geuui juwieiss-eul jagyeog-i eobs-seubnida (No te merecer estar cerca de él)— afirma alguien. Ya no sabía quien de todas hablaba.

—i jig-eob-e jeoghabhaji anhseubnidab (No eres apta para este trabajo).

Esto se estaba saliendo de control. Estás chicas me iban a linchar.

Y todo estaba poniéndose aún peor.

—geunyeoui meolikalag-eul bwa (mira su cabello).

—geuui os (su ropa).

Antes de que yo empezará a cortar cabezas.

—dangsin-eun nugulago ¿saeng-gaghabnikka? (Eres una don nadie ¿Quien te crees?).

Decidí irme.

Pase en medio de toda la muchedumbre. Llevaba poco tiempo en esto y ya me habían hecho sentir menos en un instante.

Salí al estacionamiento. Las chicas no me habían seguido. Sabían que sus palabras habían logrado herirme.

Podía ver a Chris con las chicas y los chicos conversando de pie frente a la camioneta. Mi cuerpo no pude evitar esconder entre los autos. Mi corazón estaba agitado y también me había decepcionado descubrir el lado malo de ser una figura pública.

Me senté en el asfalto. Necesitaba calmar mi corazón. Había escuchado demasiados insultos al mismo tiempo. Escondí la cabeza entre mis rodillas.

Estas demasiado gorda. ¡Acaso eres estúpida! .Eres demasiado importante para relacionarte con tan poca cosa. Debes ser perfecta, Impecable. Si quieres algo debes derramar sangre por ello›

Los recuerdos de las palabras de mi madre vinieron a mi cabeza.

Por un momento creí escuchar el ruido de la fusta al golpear las manos de mi hermana cuando se equivocaba en el piano. Y como lo hacía conmigo cuando no soportaba las largas horas de práticas.

Nunca Digas NuncaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora