❥︎ᑕᗩᑭÍTᑌᒪO 31

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Me miré en espejo para comprobar por última vez como me veía.

Llevaba puesto un bonito pantalón ancho con algunos agujeros a lo largo de las piernas de color azul marino, una sudadera blanca que estaba repleta de dibujitos de Mickey Mouse y nos tenis Fila banstante grandes que me hacían ver una poco más alto de lo que era.

Llevaba el rostro con un poco de maquillaje que le había cogido a mi madre, la verdad me hacía ver mejor y un poco más seguro de mi mismo. A pesar de haber pasado ya la etapa de granos y espinillas en mi rostro, alguna veces me salían algunas montañitas en mi rostro que me hacían sentir algo inseguro con este, pues se volvían rojas y resaltaban demasiado en mi rostro.

Mis labios están pintados con un color rosa pálido natural gracias al frío que hacía y a los resecos que estaba antes de aplicarles algo de gloss brillante. Noté que mis ojos este día brillaban más que nunca. Suponía era por la emoción.

Estaba pensando seriamente el planchar un poco mi cabello, lo llevaba algo desarreglado pues lo acababa de lavar y algunas hondas se hacían notar notar en él, viéndose más voluminoso, cosa que no me molestaba pero aun así prefería llevarlo siempre liso y listo para cualquier imprevisto que se me presentará y me obligase a salir de la casa, como ahora.

-Jimin, mi amor, ¿Puedo pasar?-Preguntó mi madre al otro lado de la puerta.

Yo agarré sin cuidado toda la ropa de la cama, la cual me había estado provando y descartando con él paso del tiempo, y la metí de golpe toda en el armario, luego la arreglaría.

-Sí, mamá.-Ella pasó dentro y me sonrió, tapándose su boca y aguantando los sollozos que salían de su boca.

-Oh por dios, estas hermoso, mi amor.-Peinó con sus manos las partes de los hombros de mi sudadera.-No me puedo creer que hayas crecido tanto, mírate; tan guapo, tan adulto y recién graduado. No sabes lo orgullosa que estoy de ti, corazón.

Las lágrimas se fueron poco a poco acumulándose en mis ojos y no pude evitar soltar algunas antes de rodear a mi madre con mis brazos para empezar uno de los abrazos más importantes y lindos de mi vida.

La había extrañado tanto que me no paré de imaginarme tantas veces este escenario en el que ella entraba por mi puerta y me felicitaba por el título que ahora colgaba orgulloso en la pared azul de mi habitación. Ahora que lo estaba viviendo, no lo podía creer, fue simplemente doloroso e impresionante el como el tiempo pasó y me dejó ver lo importante que eran para mí mis padre y mi hermano, a pesar de siempre haberlos apreciado por lo que son, mi familia, ahora solo podía pensar en que ya no quería separarme de ellos pues eran uno de los pilares más relevantes de mi vida, junto a ellos, mi mejor amigo, quien me ha sido de máxima ayuda los últimos cuatro años de mi vida.

-Vamos ya, que se nos pasa la reserva del restaurante.-Me aviso y tomó mis manos para bajar juro ella las escaleras.

Abajo estaban Jin y mi padre, los dos estaban en la puerta hablando mientras nos esperaban. Ambos nos miraron y pararon de hablar para sonreírnos, yo les devolví la sonrisa en cuanto mi hermano me guiñó un ojo y tendió hacia mi la llave del auto que tanto había cuidado durante años y que ahora podría sacar de la esquina en la que estaba en el sótano.

-Gracias.-Le dije tomando la llave y metiéndola junto a mi celular en el bolsillo derecho del pantalón.

-Un gusto tenerte de vuelta, Minnie.-Su sonrisa me lo decía todo, estaba orgulloso y feliz por mí, yo no podía estar más agradecido de él por eso y mucho más.

Jin se encargó de llamarme al menos una vez al día todos los días que estuve en estudiando fuera. Él nunca supo lo que pasó con... él y aun así se encargó de repetirme a diario lo importante que yo era y lo mucho que valía. Supongo que su instinto de hermano protector que ama mucho a su hermanito pequeño le dijo que algo pasaba conmigo, pues la familiaridad con la que me hablaba era simplemente como si supiera todos lo que pasaba en aquel momento, y se lo agardezco tanto. Sin sus palabras quizás no hubiese sobrevivido tanto tiempo al estar lejos de de todos.

-¿Qué nos ocultan?-Preguntó mi madre cuando llegamos cerca de ellos. Mi padre sonrió negando.

-Nada, omega.-Abrió la puerta y señaló fuera para que todos saliéramos debate de él.-Cosas irrelevantes de la empresa.

-Igual quiero saber, te recuerdo que también pertenezco a ella.-Pidió mi madre y ellos asintieron para caminar hacia el coche de mi padre.

-Jimin, anoche llegaste muy agotado y no nos dijiste, ¿Cuando empiezas a trabajar en la escuela?

-Oh, a partir del lunes. Yo pensé que sería cuando empezara el próximo curso, pero por lo visto la profesora titular de matemáticas va a dar a luz y me necesitan de inmediato.-Seokjin asintió, iba a decir algo pero su celular sonó por un mensaje y lo atendió atendió instante, así que lo hizo mi madre.

-Y acerca del departamento, ¿Sabes algo?-Su voz en aquella pregunta flaqueó un poco y yo sonreí, sabía que a ella le afectaba el que yo me fuera a mudar a otro lugar en vez de quedarme con ellos en la casa, al igual que lo hizo Seokjin unos meses después de yo irme.

-Sobre eso, mañana vienen las personas encargadas de la mudanza a buscar mis cosas.-Ella me miró sorprendida, yo me incliné un poco hacia delante para tomar su hombro y sonreírle.-Estaré bien, mamá. No debí preocuparte. Además, estoy aquí cerca, no es como si me fuera mudar del país de nuevo.

-Lo sé... solo que no me puedo creer que ya te estás mudando y vas a empezar a trabajar, como un niño grande.-Mi padre rió.

-No vayas a empezara a llorar de nuevo, Yeo. El niño ya tiene que empezar a vivir su vida sin nosotros.-Tomó la mano de mi madre y la puso junto a la suya encima de la palanca de cambios.

-Sí, pero sigue siendo mi pequeño...

Llegamos al restaurante a los minutos y en seguida un camarero nos indicó una mesa para que nos sentaramos.

-Yo quiero carne, tengo bastante tiempo sin comerla.-Comentó Seokjin mirando la carta.

-Pensé que me había dicho que Namjoon te llevo unos trozos de carne Saad para cenar el otro día.-Lo expuso mi madre y yo reí por lo bajo, mientras veía sus mejillas se tornaban rojas.

-Eso no quiere decir que me la haya comido.-Dijo presumido.-Se la di a Kojo.-Kojo era el perro kai que mi hermano adoptó meses atrás.

-Que malo eres, pensé que ya empezabas a darle otra oportunidad.-Le respondió mi padre.

-Eso, yo también pensé que ya estaban saliendo de nuevo. Ha pasado tanto tiempo...-Le dije y el se encogió de hombros.

-Supongo que aún no me siento listo para estar con él de nuevo.-Y lo entendía.

-Claro, mi amor. No debes apresurarte, tu sabrás cuando será el momento correcto para volver a sus brazos.

La comida de aquel lugar era terriblemente deliciosa, por lo que no hubo problema con nada mientras comíamos. Los cuatro pasamos la noche hablamos y comido como la familia no perfecta pero feliz que éramos.

-Voy al baño, no fui antes de salir para acá.-Les informé y me levanté de la mesa para ir casi corriendo la baño.

Hice mis necesidades y al lavarme las manos mi nariz captó un aroma, uno bastante conocido y que definitivamente no había olvidado nunca.

No quise darme la vuelta, ni siquiera me molesté en mirarlo por el espejo.

Sentí a mi lobo removerse.

Por fin apareces, hijo de puta. Dije para mí mismo. No pienso ceder ante lo que quieres, si te da la gana desaparece de nuevo, no te necesito.

Me di la vuelta para tomar un para de servilletas de papel absorbente, no lo vi a los ojos.

-Jimin...






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Aquí un bueno capítulo!!!🤩

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EDITADO.

Sʀ. Mɪɴ| ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ| OMEGAVERSE✔︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora