Sʀ. Mɪɴ| ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ| OMEGAVERSE✔︎

❥︎ᑕᗩᑭÍTᑌᒪO 34

Me paré de la silla en la que estaba sentado junto a la encimera de la cocina al escuchar el timbre de la casa ser tocado.

Para un día que me quedaba a dormir en la casa, me habían dejado solo, mi madre se tuvo que ir a trabajar más temprano por el gran número de citas con prospectos para empleados que tenía esa mañana y mi padre tenía una reunión importante a primeras horas de la mañana hoy. Jin, quien no vive aquí, no se dignó a atenderme el teléfono cuando lo llamé. No insistí mucho, supuse que estaba durmiendo a pesar de que mi lobo me repetía que él se despertaba incluso más temprano que yo.

Suspiré aburrido y dejé el celular en la encimera junto al plato que contenía dos pancakes recién hechos y un vaso con jugo de mango y me dirigí a la puerta. Ni siquiera me asomé por la mirilla antes de abrir y el delicioso aroma de café amargo y menta llegaron a mi rostro como un trompazo de realidad.

—Mierda...—Me quejé para mí mismo y lleve mi mano a mi frente con mala cara.

—Buenos días, cariño.—Me dijo con aquella pequeña sonrisa sin dientes y algo tímida que había visto una vez en mi vida; cuando lo vi hablemos con su hija fuera de su despacho esa vez que me casi nos pillan besándonos dentro de este.

—¿Qué quieres?—Le pregunté con pocas ganas y dio un paso hacia delante, quedando a pocos sentímetros de mi rostro.

—Venía a llevarte llevarte colegio.—Me dijo y yo empecé a reír nervioso, negando y camiando unos pasos hacia atrás, siendo seguido por él quien por lo visto interpretó aquello como una invitación, pues me siguió y cerró la puerta tras él.

—¿Cómo se te ocurre venir aquí y tomar aquella decisión, idiota?—Le dije algo cohibido por su atenta mirada y volví a la cocina, siendo obviamente seguido por él, que no dudó en tomar una silla y sentarse a mi lado.

Bufé. ¿Y este que se cree?

Tu alfa. Respondió mi lobo altanero.

—Mira, sé que no tengo derecho a venir y te exigir tu atención, pero quiero recuperar esto poco a poco.—Acercó más su silla a la mía y acarició mi espalda.

Trataba de risistirme, de no ceder ante sus coqueteo poco disimulados y sus manos grandes pasándose por mi cuerpo, pero ya simplemente no podía evitar derretirme antes sus toqueteos. Mi lobo incluso daba vueltas y movía su cola solo con verlo, yo estaba aguantando demasiado.

—No, no tienes ningún derecho.—Le di una mordida a un pancake y lo miré alzando una ceja.—Te agradecería que te fueras, Yoongi.—Solté sin tacto y el sonrió de lado.

—¿Me vas a negar que te gusta mi presencia?—De un momento a otro, su rostro estaba pegado el mío y sin poder evitarlo el ritmo de mi corazón aumentó considerablemente.

—Aléjate de mí.—No se de donde saqué el valor para decirlo, pero de una manotazo quité su mano de mi espalda y empujé su rostro lejos de mí.—Desaparece, Yoongi, no te quiero cerca, ¿Por qué no lo entiendes? La relación absurda e inmadura que teníamos antes se acabó, mierda ¡Se acabó! Tu mismo me lo dejaste claro.—Lo señalé acusatoriamente de forma brusca mordió de nuevo es pancake.

—Jimin...—Trató de hablar de nuevo y yo negué, tratando de golpe.

—No entiendo por qué estas haciendo esto, de verdad.—Apreté mi mandíbula y seguí comiendo sin mirarlo.—Antes de irme me dejaste más que claro que lo que sea que teníamos no era nada, que solo era simples encuentros sexuales y nunca, nunca sentirías nada por mí.—El apretó sus ojos, sentándose recto y suspirando de forma audible.

—Jimin yo... yo me he estado aferrando por años al vínculo tan fuerte que algún momento establecí con Yijio, por lo que me negaba a admitir que eso que se formaba en mi pecho cuando nos veníamos era algo parecido al amor, me negaba a aceptar que me gustabas o que empezaba, inconscientemente, a enamorarme de ti. Cosa que mi lobo me estuvo divirtiendo desde el primer día que nos vimos en el bar frente a la universidad.—Admitió en voz baja y mirando atentamente el mármol de la encimera.—Mis sentimientos se aclararon un día cualquiera a las tres de la mañana.—Rió sin gracia.—Pero ya era tarde, ya te habías ido.—Sus labios se acomodaron en una línea recta, aún sin mírame.