❥︎ᑕᗩᑭÍTᑌᒪO 40

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—Bueno, recuerden que tienen como tarea todos los ejercicios de la página veintisiete.—Todos corearon un "sí, señor Park" y procedieron a cerrar sus libros para rápido empezar a recoger todas sus cosas de la mesa. El timbre no tardó en sonar y los alumnos empezaron a salir despavoridos del aula.

Tomé mis cosas y me dispuse a salir del aula yo también, para cuando lo hice los pasillos ya se encontraban totalmente libres de alumnos y los profesores recién comenzaban a salir de las aulas. Troné mi cuello torciendo hacia la derecha y la izquierda mientras caminaba a la salida rogando encontrarme con lo de todos los días, la persona que se había hecho con mis tardes: Min Yoongi.

Al salir, recostado de su lujoso Porsche Cayenne de último año estaba Yoongi, como todos los días esperando por mí. Había ahorrado más gasolina en estos últimos tres meses más que nunca en mi vida, pues mi coche salía de la cochera nada más que para hacer las compras una vez a la semana o salir de vez en cuando con Taehyung por ahí. Los viajes más largos que daba eran los que me tomaba hacia el colegio y esos ya no son necesarios, pues el alfa pasaba a buscarme a diario para llevarme y traerme, todo con la excusa de que no podía pasar un solo día sin verme, sino le faltaba el aire.

Nuestra relación se había hecho más estrecha, pero no como novios o esposos o cosas así, sino más bien como mejores amigos. Los entimientos seguían ahí obviamente, pero llevarnos de esta manera lo hacía todo más fácil. Ahora nos conocíamos más, hablamos más, todos los fines de semanas y días festivos nos juntábamos en mi casa para ver películas e incluso ambos habíamos aprendido a cocinar los platillos favoritos del otro para turnarnos quien cocinaría cuando comíamos en mi casa.

Y a pesar de darnos besos de vez en cuando para romper la tensión, nuestra relación seguía igual. Él se empeñaba en demostrarme que me amaba con detalles bonitos a diarios, palabras lindas y abrazos de oso que me dejaban flotando en una nube.

—Buenos días, señor Min.—Le dediqué una sonrisa adormilada y él se acercó a mí, tendió su ambos hacia mí y me acarició el rostro con una bonita sonrisa, su labios inferior entre sus dientes.

—Buenos días, fresita.—Mi corazón latió más rápido al escuchar el bonito apodo con el que Yoongi me había bautizado.

Hace un mes, cuando mi mejor amigo decidió decidió el rosa en mi cabello ya era muy anticuado, ambos nos fuimos de shopping al centro de comercial más grande de Busán, donde además de grandes tiendas de ropa, zapatos, joyería y demás, también hay salones de belleza z los que por una suma considerable de dinero nos harían un bonito cambio de Look a ambos. ¿Y que color más bonito y extravagante que el verde? Tae se hizo mechas y yo decidí pintarlo por completo.

Ahora, según Yoongi, yo con el pelo verde y el rostro sonrojado parecía una fresa, una linda y pequeña fresa.

—No se si quieras, pero... hoy podríamos ir a mi departamento, para cambiar y eso.—Lo miré con los ojos entrecerrados, creyendo leer su mente.—No es para lo que piensas ni nada de eso, es para cambiar de aires y así. Digo... porque siempre vamos a tu casa y... y no sé. Yo podría cocinar, eh. Pero es solo si quieres, tampoco es obligat-

—Yoongi... Yoongi.—Lo llamé, teníamos la confianza suficiente como para dejar las formalidades, calmando su parloteo interminable.—Que sí, no pasa nada. Vamos a tu casa, quiero ver que me vas a cocinar.—Le dediqué una última sonrisa pequeña y con mi labio inferior apresado por mis dientes me acerqué a él.

Miró atento como mi mano se posaba en su hombro y luego se deslizaba por su pecho, planchando con mis manos su elegante traje de color caqui hasta llegar a su pelvis, donde mi mano dejó de bajar para estaba vez guiarse hacia la izquierda. Metí mi mano en su bolsillo y saqué de ahí la llave de su coche con una sonrisa inocente.

Sʀ. Mɪɴ| ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ| OMEGAVERSE✔︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora