Sʀ. Mɪɴ| ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ| OMEGAVERSE✔︎

❥︎ᑕᗩᑭÍTᑌᒪO 38

—Chae, necesito que traslades mis compromisos de hoy al lunes, por favor.—Pedí a mi secretaria.

Iba saliendo de mi casa, el teléfono pegado a mi oreja mientras que le daba algunas indicaciones a mi secretaria para poder despejar mi día.

Hoy era un día de fiestas, un día en el que la feria municipal de Busán abría veinticuatro horas y los niños no tenían clases, pero qun así se trabajaba, cosa que yo no quería ya que me di cuenta que los colegios cerraban, por lo tanto tenía que aprovechar e ir a la casa de mi omega y ofrecerle pasar el día junto a mí.

No tenía muchas esperanzas la verdad, pero confiaba en que Jimin me tendría pena y aceptaría al menos una comida o un café, con eso me conformaba. Solo quería ver su rostro, sentir su aroma tan dulce y  adictivo que me hacia ver el mundo con más color y sonreír con ganas. Cosa que no he estado haciendo últimamente, lo necesitaba.

La visita de mis padre se había alargado bastante, ellos ya cumpliendo dos semanas junto a nosostros en la mansión de los Min, por lo que han sido dos semanas que mis padres no me han dado chance de escaparme y ver a mi chico.

Me pregunto, ¿Él me estará extrañando tanto como yo a él? ¿Sentirá la misma necesidad por tener mi aroma cerca como yo la estoy sintiendo? Seguro no... la agonía que me causa pensar que Jimin podría estar viviendo mucho mejor sin mí en su vida me ponía colérico, incluso más a mi lobo, que solo me culpaba por todo y lloraba desconsolado por la falta de Jimin en mi vida.

Le daba toda la razón.

Tomé la llave de mi auto que estaba sobre la mesita al lado de la puerta principal de la casa, abrí abrí portón de fuera con el control a distancia una vez estuve frente a mi auto. La voz de Yuna me detuvo.

—Hey, ¿Dónde vas?—Me preguntó con su ceño fruncido, una bata blanca alrededor de su cuerpo cubriendo su pijama rosa pálido.

Suspiré, ella se quedó a dormir ese día en mi casa a petición de mis padres, que tenían esperanzas de que ella sea por fin mi futura esposa.

—Volveré pronto.—Abrí la puerta del carro y ella la empujó, posicionándose frente a mí.

—Llévame contigo.—Pidió y yo negué, empujando sin fuerza su cuerpo para que se apartara.

—Vuelve adentro, vístete y vete ya a tu casa.—Le ordené y ella rodó sus ojos, acercándose más a mí.

—Le he gustado a tus padres... ellos me quieren apara ti.—Alegó, su mano cubrirnos la mía sobre la manilla de la puerta.

—Eso a mi no me importa, no son ellos los que se tendrán que casar contigo, soy yo.—Di un suave manotazo en su mano y la quite de la mía. Ella miró hacia atras nerviosa y me tomó del brazo.

—Ese omega no te quiere, ¿Por qué no lo entiendes? ¡El nunca te dará una oportunidad!—Me gritó en la cara, su mano apretando cada vez más fuerte mi brazo.

—Pues si es así, tengo yo más posibilidades de estar con él que tu de estar conmigo, Yuna. —Ella me miró con desprecio, sus ojos aguados por las lágrimas.

—Cuando él te rechace y no puedas más con tu maldita depresión, vendrás a mi. Así como lo hiciste hace un año por tu celo, idiota.—Se dio la vuelta, envolviendo con más fuerza la bata alrededor de su cuerpo y dando pisotones con fuerza al entrar a la casa.

Solo rodé los ojos y la ignoré. Gracias a la necesidad de estar dentro de alguien en mis últimos celos, tuve a recurrir a la hija de uno de mis socios, la misma chica que nunca negó los rumores sobre nuestro supuesto romance a pesar de solo ser amigos. La misma chica que se enamoró de mí y se me confesó unos meses atrás, siendo rechazada por mí por obvias razones.