Prefacio

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TOBIAS

- Feliz cumpleaños - susurro separándome de sus labios y bajando por su cuello con mi boca. La abrazo por la cintura apretándola contra a mi y ella deja escapar un suspiro cuando introduzco una de mis manos dentro de su camiseta. Al oírla, vuelvo a subir hasta a su boca y la beso con ganas.

El beso se prolonga y cuando me aparto, ella apoya la cabeza sobre mi pecho desnudo. Su contacto me reconforta y siento cosquillas por las puntas de su cabello, el cual continúa llevando corto.

Observo su mano izquierda, en la que lleva el anillo que le he obsequiado y, en el dedo a su lado el que le ha dado mi madre. Al verlo, un mundo de recuerdos cubre mi mente.

Aún no puedo creer que mi madre se lo haya obsequiado, aunque una parte de mi me dice que todo lo que me ha dicho mientras ella se encontraba inconsciente es cierto, y a pesar de no sentir por ella, el aprecio que yo quisiera, al menos, la respeta profundamente.
- ¿Qué ocurre? - sus palabras me despojan de mis pensamientos y la observo con atención. Su cabello rubio, sus ojos brillan y la sombra de una sonrisa asoma por sus labios. Cuando por fin deja que su boca se tuerzan mostrando una preciosa sonrisa, esta se me contagia y vuelvo a hablar sin quitarle los ojos de encima.
- Aun falta algo... - masculló pensando en que, todo lo que quiero es quedarme junto con ella toda mi vida. Que no me importa, que decida hacer mi padre con la ciudad, ni cuales sean los pensamientos que mi madre tenga sobre nuestra relación, los años han pasado y así como cuando tenía dieciséis años elegí abandonar mi facción, hoy elijo que todo lo que quiero es quedarme con ella.
Me observa extrañada y frunce ligeramente el ceño, siento el impulso de soltar su mano y deshacer esa arruga que se le forma sobre los ojos, con uno de mis dedos.
- Solo te falta llevar mi apellido - mascullo muy bajo, pero sé que me ha oído. Una duda se planta en mi cabeza al recordarlo, solo tiene 18 años, pero aun así, los osados acostumbran a casarse a joven edad por la vida que luego puede tocarles. Aunque, ya no estemos en Osadía, mi cabeza sigue funcionando como si lo estuviéramos, y una parte de mi extraña todo ello. Ella será joven, y yo también, pero hoy con mis veinte años, puedo decir que he sentado cabeza.
Todos los músculos de mi cuerpo se relajan cuando la oigo responder automáticamente, sin vacilar:
- Lo haré con mucho gusto.
La alegría que me inunda es inmensa, y la felicidad se abre paso a través de mi cuerpo. Tomo a Tris por la cintura y la acerco a mí para besarla. Una de mis manos se coloca detrás de su cuello para intensificar el beso, y la que se encuentra en su cintura, se abre paso a través de su ropa y le quita la camiseta sin vacilar.
Ella es todo para mí. Hoy y mil veces más, daría mi vida por ella.
- Te quiero - susurro contra su boca, mientras ella me quita la camisa y la arroja al suelo con una de sus manos.
- Yo también te quiero - responde acercándome más a sí.

Allegiant: Final Alternativo - Resurgente: Después de Leal [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora