Capítulo 13

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WILL

– Christopher – el trasladado entra detrás de mi madre y la habitación queda desierta. 

Es la segunda vez que pasamos por las simulaciones, y esta vez la espera ha sido eterna, no solo porque pasamos todos por un único cuarto, si no ya que he quedado al último. 

Luego de lo que me parece una eternidad, una cabellera rubia aparece detrás de la puerta y unos ojos iguales a los míos me observan con orgullo.

– Will.

Entro en el cuarto, en el que mi madre se sienta frente a la pantalla y mi padre se sitúa detrás de ella.

Zeke se para frente a mí con la jeringa en su mano derecha. 

– ¿Listo? – pregunta y yo asiento. 

– Se valiente – murmura mi madre para mí cuando la observo, antes de cerrar los ojos.

La oscuridad me engulle. 

Mis ojos se adaptan lentamente a la luz, cuando lo hacen, me cuesta unos segundos notarlo, ya que las paredes son oscuras y grises y las pequeñas ventanas no permiten que se filtre la luz. 

Recorro el cuarto con la mirada, las paredes son grises, los ambientes pequeños y ningún objeto se luce sobre ningún lado, la casa es humilde, demasiado sencilla. Estoy en abnegación, jamás he estado aquí, pero mi madre me ha hablado mucho de aquí, tanto ella como mi padre eran estirados.

Camino despacio, sin hacer ruido, ingreso en la habitación contigua, en la que una joven con el cabello rubio recogido en un moño está lavando la vajilla. Sus manos son pequeñas y delicadas, pero muy ágiles. Unos ojos celestes iguales a los míos voltean a acabar de recoger la mesa, mientras tararea una canción que conozco muy bien. Es mi madre. 

Lleva el cabello largo, sus músculos y manos no tienen la preparación osada, y su cuerpo no posee ningún tatuaje. Sus rasgos son de niña, he vuelto en el tiempo, a antes de que escogiera Osadía. 

Cuando acaba, suelta su cabello y la observo embelesado, comprendo por qué mi padre se ha enamorado de ella. Aun así, con su ropa abnegada, es preciosa, posee un cabello increíble, el cual jamás le había visto largo, y sus ojos celestes son muy similares al cielo de verano. De joven y con su cabello largo, fue una mujer muy hermosa.

Un golpe me despoja de mis pensamientos y un hombre, con la ropa desvaída, remendada y sucia irrumpe en la habitación. Un Sin Facción.

Este, se aproxima a mi madre y ella, se mantiene firme, aunque puedo ver en sus ojos que está levemente asustada. 

– ¿Qué se le ofrece? – pregunta con una sonrisa fingida.

Entonces, el Sin Facción la golpea. Un golpe seco, directo a su rostro provocando que se derrumbe. 

Intento correr hacia ella, pero no puedo moverme, mientras más me esfuerzo menos lo consigo y el hombre, continua golpeando a mi madre, quien solloza en el suelo. 

Los gritos de mi madre me calan hasta los más profundo de los huesos y la impotencia de no poder ayudarla me hace cerrar los ojos. 

En la oscuridad, un destello atraviesa mi mente.

– Esto no es real – susurro.

Mi padre me ha dicho que encuentre el significado de cada miedo, que descubra el porqué de cada uno y así sabré como combatirlo.

Miedo a perder a mi madre.

Y no poder hacer nada al respecto.

Impotencia de no poder evitarlo. 

Mis manos tiemblan. Todo lo que quiero es algo para poder detener al hombre y acabar el sufrimiento de mi madre. 

– Un arma – susurro y cuando abro los ojos, esta se ha materializado en mis manos. 

Sin pensármelo, la levanto apunto al Sin Facción y luego de quitar el seguro, disparo. 

El hombre cae al suelo y me aproximo a mi madre. Al llegar junto a su lado le tiendo una mano, pero antes de que nuestros dedos se encuentren desaparece y tras ella, toda la habitación. 

Al abrir los ojos, la luz amarilla de la sala de simulaciones me da la bienvenida. 

Pero al observar a mi madre, me arrepiento de haber quitado los ojos de la luz, ya que su mirada es de espanto, entre los brazos de mi padre se ha quedado blanca como el papel.

– Eres Divergente – sentencia mi padre. 

– ¿Qué? ¿Están de mente? – observo a mi madre quien continua en estado de shock.

– Modificaste la simulación. Eres divergente.

– Lo sé–. Asiento derrotado.

– ¿Por qué no nos lo dijiste, Will? – suelta.

No respondo, ya que no lo sé, y al ver a mi madre comprendo que he sido un idiota. La sangre ha abandonado su rostro y, por primera vez en mi vida la veo aterrada. 

–Muy bien – mi padre se frota el puente de la nariz sin soltar a mi madre con el otro brazo, y agradezco que lo haga, ya que temo que ella se derrumbe si la suelta–. Tendrás que aprender a superar las simulaciones sin alterarlas, – me explica y yo asiento – tendrás que conseguir relajar tu pulso y superar el obstáculo sin llegar a modificar la realidad ficticia creada por la alucinación.

– Tendrás para practicar con Uriah – agrega Zeke por primera vez.

– ¿Uriah también es divergente? – pregunto y este asiente levemente con la cabeza. 

Observo a mi padre antes de salir de la habitación y antes de cerrar la puerta, oigo que mi madre se quiebra y comienza a llorar.


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¡Hemos llegado al final del tercer libro!

El sábado entrante, en  esta misma obra, estaré subiendo la presentación y el primer capítulo del cuarto libro. 

¡Cada vez más cerca del final!

¿Qué les pareció?

Me ha causado mucha ternura el amor de Will siente por su madre, no solo se parece a su padre físicamente, personalmente lo considero tan noble como el mismo Tobias. 

¡Gracias por leer!

¡Be brave!



Allegiant: Final Alternativo - Resurgente: Después de Leal [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora