Capítulo 6

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Capítulo 6

WILL

- Will. 

La voz de mi madre retumba en toda la sala, cuando Aline vuelve a ocupar su lugar. Luego de Uriah, es quien más rápido lo ha hecho hasta entonces. Ella estrecha mi mano y yo me pongo de pie. 

Mi paso es firme, decidido, cuando me dejo caer en la silla mi madre sonríe y Zeke le tiende una jeringa. 

- ¿Listo? - pregunta llena de orgullo.

Yo asiento.

- Se valiente - susurra mientras me inyecta el suero.

Y la simulación me engulle.

Un cielo rojizo se abre paso sobre mi cabeza. A mis alrededores, todo está seco, estoy al otro lado de la valla, y nada tiene vida. El cielo comienza a oscurecerse, y luego de un trueno, un rayo quiebra el cielo y se estrella cerca de mí. Entonces, el fuego comienza a acercarse. 

Las lambidas de fuego se acercan, volteo y corro, humo inunda mis pulmones impidiéndome respirar. El fuego me persigue a gran velocidad, siento el calor pisándome los talones, y los nervios agolpan mi cabeza.

Hasta que lo recuerdo. Uno de los días de la primera etapa, mi madre y Zeke nos llevaron del otro lado de la valla. Es una actividad que hacen los iniciados, ya que el trabajo de Osadía es cuidar la valla. 

Corro siguiendo la valla hasta que lo vislumbro: el pantano. El agua es verdosa y pastosa, es distinguible a los ojos.

Aprieto el paso, y una vez en el borde, salto dentro. 

Y me hundo en la oscuridad. 

La luz vuelve a mis ojos, mientras el agua comienza a descender. Estoy en una habitación gris perla y al observarla mejor descubro que es de metal. 

El agua se filtra y desaparece por los bordes, hasta quedar totalmente vacía y solo yo estoy dentro. Entonces, las paredes comienzan a encogerse.

- ¡Diablos! - exclamo estirando mis brazos para evitar que las paredes se aproximen pero cada vez lo hacen a mayor velocidad y antes de darme cuenta estoy en cuclillas abrazado a mis rodillas.

Entierro mi cabeza en las rodillas e intento acompasar mi respiración pero resulta imposible.

- Piensa Will, piensa. 

Un destello atraviesa mi mente y comienzo a tararear.

"Abnegado, si quieres perderte a ti mismo
y dejarte de lado.
Erudito, si siempre quieres saber más
y no te basta con un poquito."

Mi respiración se acompasa y puedo comenzar a dominarla. 

"Cordial, si tu objetivo es cultivar la armonía

y sembrar la paz.

Veraz, si pones la honestidad

ante todo lo demás."

Las paredes dejan de moverse.

"Osado, si crees que para proteger la ciudad
estás destinado.
Luego de la prueba, tu elegirás
a que facción pertenecerás."

Y la caja desaparece. 

- Gracias mamá - mascullo por lo bajo poniéndome de pie. 

Las paredes a mí alrededor son grises, pero a diferencia de antes, no son de metal. Son pintadas y poseen modestas ventanas en la parte superior. 

Estoy en abnegación.

Camino hasta la habitación continua, en la que encuentro a la versión joven de mi madre lavando la vajilla. Lleva su cabello rubio regido en un moño y el típico atuendo abnegado. Me detengo frente a la mesa, que no ha acabado de recoger y la observo durante algunos segundos, mientras tararea por lo bajo.

Entonces, el hombre Sin Facción ingresa en la sala y yo ya no puedo moverme. 

El hombre atiza un golpe a mi madre y el pánico se apodera de mí, intento acércame, tiro y forcejeo pero no puedo mover mis pies. 

Bajo la vista intentado encontrar que es lo que me impide moverme y lo veo. Sobre la mesa, que mi madre no ha acabado de recoger, hay un cuchillo. 

Lo tomo con mi mano izquierda y sin pensármelo dos veces lo arrojo a la cabeza del hombre, quien se derrumba y el cuarto desaparece en la oscuridad.

El sol asoma por el horizonte y todo se ilumina. Me encuentro en las ruinas de la vieja Chicago. Los grandes edificios se elevan frente a mí, pero un ruido detrás capta mi atención. Cuando volteo, veo miles de hombres Sin Facción corriendo hacia mí con cuchillos, palos y piedras. Corro hacia delante, escapando del gentío y agacho mi cabeza justo cuando un cuchillo pasa volando por encima, si me atrapan, me hará trizas.

Apresuro el paso, y doblo en una esquina ganando unos segundos sin ser visto, los cuales aprovecho para saltar dentro de una ventana. Me agacho ocultándome tras el marco de la ventana, pero dejo mis ojos al descubierto, para verlos pasar y cuando por fin los dejo de oír me relajo, pero un segundo después maldigo por haberlo hecho. 

Un ruido capta mi atención y observo el techo para encontrarme con una grieta que avanza a gran velocidad y el edificio comienza a derrumbarse. 

Atravieso la habitación como una exhalación y corro escaleras arriba. Mientras avanzo, los pedazos de escombro caen sobre mí y el polvo inunda mis pulmones, pero aun así, sigo corriendo. 

Dos pisos más arriba, me encuentro con una ventana y sin pensarlo dos veces, salto. 

Y la oscuridad regresa. 

Una habitación blanca, totalmente vacía aparece frente a mí. De repente, una mesa y una joven de unos diez años sentada en una silla se materializan a mi lado. 

Observo a la niña de cabello rubio y sus grandes ojos cubiertos de lágrimas van de la mesa hasta mí.

Es muy pequeña y podría jurar que muy bonita, pero cuando intento acercarme a ella, la oigo sollozar. 

Me alejo despacio, hasta que siento la mesa contra mi cadera y observo anonadado lo que hay sobre esta.

Un arma. 

Trago saliva. 

No puedo matarla, es una niña, no hay motivo para que esté dispuesto a hacerlo.

Pero no tengo opción.

Levanto el arma y quito el seguro. Muy despacio apunto a la cabeza de la niña quien al verme, deja caer lágrimas por sus ojos. 

Desvió la mirada y jalo el gatillo.

El cuarto se ilumina, y cuando abro los ojos, Max está parado a mi lado. 

- Felicitaciones, Will - me halaga -. Ahora, la prueba final - estira un brazo tendiéndome un arma y yo me levanto de la silla de simulaciones. Al hacerlo, encuentro a mi madre, mi padre, Christina, Zeke y Uriah parados frente a mí. 

- No lo haré - me niego -. Es mi familia.

- ¿Quieres pertenecer a Osadía? - inquiere levantando una ceja -. Eres tú o ellos. 

Mi madre me observa con orgullo y bajo sus ojos celestes veo una pizca de lastima por mí.

- Vamos Will - me alienta y yo levanto el arma. 

Mi padre la envuelve entre sus brazos cuando yo quito el seguro, entonces  volteo hacia Max y jalo el gatillo.

Este se derrumba y todo se oscurece.

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Capítulo 6

¡Capitulo doble! Y el paisaje del miedo de Will con ellos.

¿Qué les ha parecido? 

¡Muchas gracias por leer!

¡Se valiente!



Allegiant: Final Alternativo - Resurgente: Después de Leal [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora