Capítulo 8

2.2K 110 13
                                    


Capítulo 8

TRIS

Tobias toma mi mano y la estrecha con ternura. 

– ¿Lista? – susurra.

– Sí.

Entonces, me inyecta el suero.

– Se valiente, – susurra y lo veo sentarse frente la pantalla antes de que la simulación me engulla.

Todo se vuelve oscuridad, hasta que aquel paisaje que tan bien conozco se abre paso ante mis ojos. El cielo se vuelve verdoso, y siento la hierba crecer bajo mis talones, todo es demasiado familiar. 

Veo la hierba moviéndose al compás de un viento que no puedo sentir y, entonces unas garras se clavan en mi hombro.

Chillo y me sujeto el hombro, el dolor es desgarrador, pero aun así conservo la calma. Me agacho y palpo el suelo, en busca de un arma, cuando la encuentro apunto al cuervo con una sonrisa. Mis tiros son certeros, así que a los pocos segundos, mis pulsaciones han bajado y el campo ha desaparecido.

Una luz azul inunda nuevamente la habitación, y cuatro paredes de vidrio comienzan a llenarse de agua. Esta fluye a través de mis tobillos, mis piernas y mientras más me preocupo, más rápido se llena. Antes de que el tanque este lleno, mi cabeza se encentra bajo el agua, me dejo caer al fondo y medito con paciencia las propiedades del cristal.

Es delgado, bello y frágil. Un simple golpe puede acabar con él.

Atizo un puñetazo al cristal, y este se hace añicos, mientras siento como los pedazos se incrustan en mis nudillos, el cuarto vuelve a quedar a oscuras.

Siento un golpe contra mi cuerpo, acompañado de un potente sabor a sal y bajo mis manos, me aferro a algo mojado y resbaladizo.

Cuando mis ojos se adaptan a la luz descubro que estoy en medio de una gran masa de agua. Observo hacia arriba en busca de algo a lo que aferrarme, y lo único que encuentro es un cielo totalmente negro y una inmensa luna rojo sangre.

El agua no me produce temor, me encanta, pero lo golpes de las olas contra mi cuerpo hacen que me estrelle contra la roca. Un fuerte golpe provoca que mi cabeza comience a sangrar, el agua esta fría, pero la sangre es cálida y me mantiene alerta. Encuentro un hueco en la roca y sin mucho esfuerzo, me subo a ella pero al llegar arriba, me desplomo. Intento ponerme de pie, pero mis músculos ceden. Finalmente con un arrebato de poder lo consigo y camino por la roca hacia tierra firme. Antes de llegar a ella, la oscuridad me envuelve.

Entonces, el aire se vuelve espeso, demasiado y el calor resulta sofocante. Observo hacia abajo, en busca del origen, y veo el fuego aproximándose, expandiéndose a una velocidad increíble. Quiero correr, alejarme, pero mis piernas están atadas, y mis brazos también.

Cierro los ojos. Lluvia es en todo lo que puedo pensar, y entonces siento como la goma de mis zapatos comienza a ablandarse. Al abrir los ojos, el fuego esta debajo de mí, inclino mi cuerpo hacia adelante y la soga que ata mis manos entra en contacto con el fuego. 

Grito, el fuego quema mis manos, pero también lo hace con la soga y, cuando mis manos se liberan, el viento llega a mi nariz cargado con el inconfundible olor a lluvia.

Las gotas caen sobre mí, y luego de desatar mis pies dejo que mis manos se mojen, aliviando el dolor. 

Suspiro de placer, y la oscuridad regresa.

Acomodo mi cabello cuando las luces vuelven a encenderse y mis ojos se adaptan a la luz dejando ver que he vuelto a mi antigua habitación abnegada, donde vivía con mis padres. Al voltear, descubro que una de las paredes está cubierta de espejos y no puedo evitar fruncir el ceño. Que extraño. 

Observo interesada los espejos amurados en la pared, pero me distraigo cuando la puerta de mi habitación se abre y Will entra, con solo siete años vestido totalmente de gris. Mi corazón se estremece, jamás había imaginado a Will con vestimenta abnegada. El sentimiento me reconforta. 

Un golpe en la ventana me despoja de mis pensamientos y varios hombres entran donde mi niño está jugando con un pequeño osito de felpa. Sus ojos observan asombrados y de repente se han cubierto de lágrimas dejando asomar el miedo a través de ellos.

El pánico se apodera de mí. Will, mi hijo. Han venido a llevárselo. Corro hacia él cuando el primer hombre salta dentro de la habitación y lo cojo en brazos. Otro hombre salta dentro, y otro, y otro.

Se aproximan hacia nosotros, pero mis nervios ya están mejor, Will está conmigo. Él está bien. Con ello me basta.

Uno de los hombres se acerca y yo retrocedo instintivamente. Tiene su mirada fija en mi hijo, quien observa la situación aterrado. 

Retrocedo hasta chocar contra el espejo y al poner una mano sobre él descubro que es una puerta: la entrada a mi armario. Abro y saco un arma de allí dentro.

Disparo, pero en el momento en que lo hago otro de los hombres se avalanza sobre mí. Dejo a Will dentro del armario y vuelvo a disparar, al quinto disparo, me he quedado sin balas. 

Otro hombre, aún más alto que el último, se acerca más mí, le atizo una patada y me meto dentro del armario echando el pestillo, donde Will me llama con lágrimas en los ojos.

– Mamá – masculla y lo estrecho entre mis brazos. 

Al observar hacia atrás descubro otra puerta en el fondo del armario y en el momento en que un hombre rompe la puerta del armario, entro con Will en ella. 

Y me quedo a oscuras.

Abro los ojos, Tobias me observa desde delante la pantalla.

– Vamos – susurra tendiéndome una mano para ayudarme a ponerme de pie. Yo la tomo y al pararme le beso castamente en los labios. 

Sale de la habitación sin decir ni una palabra, y cuando volteo a apagar la luz oigo un grito.

– ¡Tris! – exclama y corro fuera. 

– Alto ahí – una voz familiar resuena en la habitación y al voltear, descubro a Marcus, apuntándome con un arma. 

– Marcus – susurro y él sonríe con suficiencia. Delante de mí Tobias, Will, Christina, Zeke y Uriah nos observan. 

– Beatrice – la voz de mi suegro me despoja de mis pensamientos y él me tiende un arma –. Hazlo – ordena.

– ¿Acaso estas demente? – suelto –. ¡Son tu familia! 

Él se encoje de hombros. 

– Son un problema para la sociedad. Les he dicho que se largaran y no han aceptado. Reglas son reglas. 

Hierbo de furia. Odio a este hombre. 

– Mamá, – la voz de Will me sobresalta, es todo un hombre, será un gran Osado, al igual que su padre – Hazlo, no te preocupes por nosotros, – me alienta y las lágrimas asoman por mi ojos. 

– ¡Hazlo! – Grita – ¡Hazlo o te matare!

Son mi familia, la única que tengo. Jamás les haría daño. ¿Acaso Marcus no es abnegado? Un destello recorre mi mente "Altruismo" y las palabras de Tobias vuelven a mi mente, luego de casi veinte años.

– ¿Sabes una cosa, Marcus? – respondo volteando hacia el –. El altruismo y la valentía no son tan distintos. Se necesita valor para morir por aquellos a quienes realmente amas. 

Pongo el arma sobre mi cabeza y jalo el gatillo.


___________________________________________________


Capítulo 8

¡Hola a todos y buen fin de semana!

Les traigo capítulo doble ya que me he atrasado y no he podido actualizar ayer. 

¿Qué les ha parecido? 

Este es uno de mis capítulos preferidos, me recuerda mucho a Divergente, mi libro favorito de la saga. ¿Que opinan ustedes?

¡Gracias por leer!

¡Be brave, Tris!


Allegiant: Final Alternativo - Resurgente: Después de Leal [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora