Capítulo 9

2.3K 127 26
                                    

Capítulo 9

TOBIAS

– El altruismo y la valentía no son tan distintos. Se necesita valor para morir por aquellos a los que realmente amas.

Pone el arma sobre su cabeza y jala el gatillo. 

La pantalla se oscurece, anunciando que sus miedos han acabado. Seis miedos. Esa es mi chica.

Tris abre los ojos, jadeante. Me siento junto a ella en la silla, y se deja caer entre mis brazos. 

– Ya, – Susurro contra su cabello.

Respira entrecortadamente por un par de minutos, hasta que finalmente su respiración se acompasa y cuando me observa, ha recobrado la compostura.

– ¿Tiempo? – pregunta.

– Seis minutos, doce segundos – decreto. 

– No me he oxidado – sonríe.

– Al acabar el cuarto miedo llevabas tres minutos.

– Me he retrasado en los últimos dos.

Yo me encojo de hombros. 

– Tu último miedo es el peor, vive en lo profundo de tu mente, ya lo sabes; y el ante último, ha sido un típico miedo maternal, es totalmente normal.

– Han sido horribles – cubre sus ojos con una de sus manos –. Jamás los superare. 

– No tienes por qué hacerlo son miedos totalmente altruistas –. Me encojo de hombros –. Al menos ya no me tienes miedo.

– Ya han pasado veinte años de eso – ella pone los ojos en blanco –. Si te tuviera miedo, ¿no crees que ya lo sabrías? 

– Técnicamente, se cumplen veinte años al acabar la iniciación.

– ¿Y cuánto falta para eso? – pregunta ella – ¿Una semana? 

– Exactamente. No puedo creerlo... – me observa curiosa y me doy cuenta de que he pensado en voz alta –. Hace ya veinte años que nos conocemos, hoy hace veinte años desde que te besé por primera vez.

Ella sonríe, que bella es. 

– Jamás olvidaré ese día.

– Créeme que yo tampoco, – reconozco – y jamás olvidaré el día que golpeaste la red. 

– ¿Me reconociste al instante?

Ladeo la cabeza.

– Podría decirse que si – sonrío recordándolo–. En lo contrario, tú no tenías ni la menor idea de quien era yo.

Puedo verla poner los ojos en blanco.

– Porque tú eras tan accesible...

– Como una cama de clavos – sonrío.

– Casi todos los iniciados abríamos preferido dormir en una cama de clavos a que hacer sociales contigo.

– Oye – la empujo por su clavícula – eso ofende. ¿Qué ocurrió con tus impulsos altruistas? 

– Han pasado veinte años, Cuatro.

– No me llames Cuatro – suelto antes de que ella acabe la frase.

– ¿Quién puede comprenderte? – la miro confusa –. Insistes a toda la facción a que te llame Cuatro. Luego de oír a veinte iniciados llamándote "Cuatro" todo el día mi cabeza acaba confundida.

– Menos mal que no has escogido erudición – me burlo de su comentario. Tris me observa ofendida.

≫ Vamos, cariño – acaricio su rostro con una de mis manos –. Sabe muy bien que cuando llegue aquí nadie conocía mi nombre, fuiste la primera en saberlo. Cuando las facciones se disolvieron, tú, Caleb, Matthew y mis padres me llamaban Tobias, de manera que volví a utilizarlo; pero aun así Christina, Zeke, Shauna y los miembros de Osadía seguían llamándome Cuatro.

– De manera que cuando las facciones se restauraron...

– Todos los osados seguían llamándome Cuatro y, volví a hacerme llamar por el apodo que Amar me había dado–. Me encojo de hombros – Pero de ti me gusta oír mi nombre. Que algún Osado me llame Tobias es extraño. Solo mi familia me llama por mi verdadero nombre.

Ella me observa en silencio durante algunos segundos. 

– ¿Qué ocurre?

– Tus arrebatos de sinceridad continúan dejándome estupefacta – se encoje de hombros –. Ah, y yo prefiero Tobias–aclara.

– Eres mi esposa – tomo su rostro entre mis manos–, no tiene que sorprenderte que sea sincero.

Ella ladea levemente la cabeza.

– A veces me cuesta creer que fuiste mi instructor – mis ojos se encienden con una pizca de curiosidad –. Al principio, pensaba que tu intención de protegerme era porque me veías como a una hermana menor.

– ¿Tu querías eso? – la observo sorprendido –. Siempre creí que mis sentimientos hacia ti eran obvios.

– Uff – ella pone los ojos blanco – tú, que eres tan abierto.

– No has respondido a mi pregunta.

– Por supuesto que no – vuelve a poner los ojos en blanco, – ¿no crees que luego de veinte años a tu lado, es una pregunta algo estúpida?

Ambos sonreímos.

– Solo quería oírlo – siseo y me acerco a besarla.

– ¿Listo? – pregunta ella poniéndose de pie cuando nos separamos.

– Listo, – respondo.



Allegiant: Final Alternativo - Resurgente: Después de Leal [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora