Capítulo 18

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Capítulo 18

TOBIAS

La oigo gritar y abro mis ojos.

Tris continúa entre mis brazos, temblando y moviéndose. Una pesadilla.

– Tris.

Me siento en la cama y corro un mechón de cabello de su rostro.

Otro grito escapa de su garganta, esta vez, mucho más fuerte.

– Tris, cariño – susurro volteándola hacia mí.

≫ Tris. Tris – insisto –. Cariño, es solo una pesadilla.

Entonces abre los ojos y se arroja a mis brazos.

– Shh. Está bien, cariño – susurro acariciando su cabello –. Solo ha sido una pesadilla–. ¿Quieres hablar? – pregunto.

– Quiero irme de aquí.

– Lo sé, cariño. Lo sé.

– Recorría los campos –comienza ella – cuando un cuervo apareció frente a mi... Le disparé... – su voz se quiebra y comienza a temblar – Cuando me acerque..., No era un cuervo... lo que había matado – la aprieto más contra mí, intentado tranquilizarla – Era... Will.

Al acabar, reiterados temblores recorren su cuerpo y su respiración es cada vez más entrecortada.

– Christina..., Christina se acerca a mí... Y... me culpa por su muerte, al igual que de... de la muerte de Al.

La envuelvo con mis brazos hasta que su cuerpo se relaja y guardo silencio.

No ha soñado con nuestro hijo, ha vuelto a su iniciación y lo que ha aparecido, son aquellas dos muertes de las que ella se culpa: Will y Al.

Son muertes que siempre llevaremos en nuestra conciencia, así como yo llevaré la de Eric, y la de Uriah.

– Pensé que lo había superado – susurra –. Will, – vacila – Will y Uriah me han ayudado mucho.

– Lo sé, cariño. Ambos llevan los nombres de dos grandes Osados.

– Quiero irme de aquí, Tobias – suplica y sus ojos se encuentran con los míos –. No soportaré un día más aquí.

– Mañana nos iremos.

Ella me observa en silencio, sus ojos fijos en los míos son un mundo de emociones mientras le acaricio la parte baja del cabello con una de mis manos. Parpadea y una lagrima rueda lentamente por su mejilla. Me inclino hacia ella y la beso. Sabe a sal, cariño y Tris.

Cuando me aparto ella se acerca a mí y une sus labios con los míos.

Cuelga sus brazos alrededor de mi cuello y aprieta su boca contra la mía. La abrazo por la cintura y la siento sobre mí. Roza ligeramente mi labio inferior con sus dientes, y me aparato para observarla. Beso la comisura de sus labios y continuo por su mandíbula, su cuello y su clavícula, mientras ella tira de mi camiseta color verde y la hace un boyo con sus manos.

Vuelvo a besarla, sus manos se apoyan sobre mi torso y con cuidado, deslizo mis manos bajo su camiseta, solo me aparto de ella para quitársela.

Un suspiro escapa de sus labios y con delicadeza se deja caer en la cama, llevándome a mí tras ella.

Pongo ambos brazos a los costados de su cabeza, para que no tenga que soportar ni un gramo de mi peso, cuando la observo sus ojos me abrasan. De repente, parece que el tiempo ha retrocedido y nuevamente, tengo dieciocho años y ella dieciséis.





Al alba, abro mis ojos. La luz se filtra por la ventana de la habitación y puedo ver a Tris, durmiendo tranquilamente en mis brazos. Dormida, parece más joven, como si los años no hubieran transcurrido y ayer la hubiera bajado de esa red.

– Buen día – sonríe y sus pupilas se dilatan oscureciendo sus ojos celestes.

– Buen día, cariño – beso su frente.

– Hoy es el día – anuncia –. Hoy volveremos a la periferia – su tono es melancólico y hasta triste.

– Es como si volviéramos a vivir todo, tengo la sensación de que llegaré allí y que alguien me dirá que no soy divergente, que estoy genéticamente dañado.

– ¿Sabes cuál es el problema de la historia, Tobias? – pregunta y yo la observo confuso –. Que siempre se repite.

Me pongo de pie y luego de vestirme, le arrojo la camiseta que esta tirada en el suelo, las prendas de anoche siguen allí esparcidas.

Tris se pasa la camiseta por la cabeza y camina por la habitación en busca de su mochila.

– ¿No podre ponerme mi ropa hoy?

– A menos que quieras que todo Cordialidad te observe, te recomiendo dejarte la ropa que nos dio Johanna.

Traga saliva, preocupada y asiente.

– Me pondré la ropa Cordial – anuncia y yo sonrió.

– Sin importar lo que te pongas lucirás preciosa – la animo.





Estoy dando vueltas a un pedazo de pan tostado cuando Johanna se acerca a nosotros.

– Buenos días, ellos son Henry y James – señala a dos hombres a su lado, James tendrá mi altura es moreno y posee unos imponentes ojos grises, en cambio Henry es más bajo su cabello es cobrizo y sus ojos una complicada mezcla entre el café y la miel–. Ellos son Tris, Christina, Zeke y Tobias.

– Es un placer conocerlos – suelta James.

– Especialmente a ustedes dos, Tobias y Tris – agrega Henry – es un gusto volver a verlos aquí en cordialidad.

– ¿Nos recuerdan?

– Intentaste a apuñalar a tu compañero durante el almuerzo. Esas cosas no se olvidan, no suelen ocurrir aquí en Cordialidad.

Johanna vuelve a hablar impidiéndole a Tris cualquier posibilidad de contestar.

– Ellos los acompañaran hasta los bordes de los campos, cada uno en un carro. Al llegar a los limites, volverán ambos en un carro y les dejaran uno a ustedes para que continúen – anuncia.

– Muchísimas gracias, Johanna – el tono de Tris es cordial –. No tengo manera de agradecerte todo lo que has hecho por nosotros, tanto entonces como ahora.

– Es un placer – anuncia y sonríe–. Estaremos en contacto.

Allegiant: Final Alternativo - Resurgente: Después de Leal [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora