– Vualá –dice al tiempo justo en que me quita la toga lisa que sujeta mi cuello.
– Vaya.
Es mi pelo castaño, sólo que tiene capas a modo de hilos que se mezclan bastante bien con partes más claras que otras; tengo la mandíbula más remarcada por el corte y los ojos más grandes. Me gusta. Tengo unos labios más pronunciados ahora. La primera capa termina en mi cuello, la segunda a la altura de mis hombros, la tercera es del mismo largo, pero con un poco más de estilo que antes. Lo pongo de lado y lo alboroto de la parte de atrás. Está perfecto. Me alegra saber que todavía tengo el volumen remarcado que tanto me gusta.
– Es hermoso –la mandíbula me llega al suelo.
– Verdad que sí –dice a modo orgulloso–. Ese chico es bastante afortunado.
– Gracias –me vuelvo a sonrojar.
Me levanto y le doy los sesenta pesos que acordamos, dado que fue: <<cortesía de la casa.>>
– Ven cuando quieras, amiga.
– Lo haré.
Me despido educadamente de ella, y ella me despide con un gesto de mano una vez que salimos de ahí.
– ¿Y bien? –pregunto en tono alegre, mientras doy saltitos de felicidad por la calle.
– Es bonito –se limita a decir.
No me decepciona su falta de halagos, muy en el fondo sé que le encanta; a él no le gusta decir lo que quiere, mejor le gusta expresarlo con pequeños gestos. Se le da mejor hablar cuando no me tiene a la vista, por alguna razón lo pongo nervioso.
Noto que está más callado de lo habitual cuando se mete en el auto.
– ¿Por qué no me dijiste que cumplías el cinco de Abril?
– ¿Ah?
– Tu cumpleaños, ¿por qué no me dijiste que cumplías años?
– Bueno..., no es gran cosa.
– Sí, ¿pero por qué no dijiste nada?
<<¿Está molesto porque no le dije de mi cumpleaños?>>
– Bueno...
>>Pues verás..., en mi cumpleaños numero cinco mis padres empezaron a discutir, a gritarse, mi papá en específico empezó a golpear a mi madre. Cerca de mi cumpleaños numero diez mis hermanos se fueron, y mi hermano mayor me dio un libro a modo de despedida y a modo de <<Feliz cumpleaños Meli>>. Mis padres se olvidaron por completo de todos mis cumpleaños. Ah, salvo por el numero dieciocho, porque fue en donde mi madre enloqueció y empezó a aventar cualquier cosa a su alrededor y por poco me saca un ojo con una foto de mis hermanos. En el numero diecinueve mi padre me rompió uno de mis ejemplares más valiosos y como regalo de cumpleaños cocí mi libro favorito. Ah, y en la escuela, a modo de <<Feliz cumpleaños Meli>>, mis compañeros me arrojaban papeles y me ponían apodos de lo más insultantes, y me tiraban comida y agua en mi cabello, por esa razón ahora lo cuido y lo cepillo diario. Me doy el amor que nadie me dió durante años; claro que todo fue antes de que llegaras y me sacaras de un estado poco saludable.
– ... Ni idea, se me olvido por completo.
– ¿No te gusta festejarlo?
– No mucho, pero a lo mejor este año es diferente.
– ¿Y eso?
– Porque te tengo a ti –admito con toda la sinceridad del mundo.
– Qué cursi –me molesta, pero lo noto sonreír cuando mis ojos lo buscan.
Sé que muy en el fondo, a mi novio le gusta tanto la cursilería como a mí. Lee en secreto tintes románticos, pero le gusta tanto como a mí. Me regala las mejores sonrisas cuando se encuentra relajado. Es un amor cuando se lo propone. Lo quiero demasiado, él me hace sentir feliz, bien, más que viva.
Me quito el cinturón de seguridad para tener más comodidad, le lamo el labio inferior, lo muerdo con cuidado y lo suelto. Nick me mira con una sonrisa y le devuelvo la intensidad con los ojos.
– Vámonos –le ordeno con ternura, mientras, le pasó los dedos por el labio inferior.
Sonríe con mucha frecuencia, mientras pasamos el resto del trayecto riéndonos, hablando de ciertos temas, y con mucha más confianza que hace unos días. Me ama, eso lo sé bien, ahora no tengo ninguna duda al respecto.
Paramos a comprar unas donas en el camino. Me como dos y Nick sólo la mitad de una; estoy a nada de darle la última con relleno a fresa y espolvoreada de azúcar, pero soy demasiado egoísta para compartirla. Nick y mi padre tienen razón: soy una glotona. Me percato de que hace poco que pienso bien de mi padre, cosa que no habría sido posible si no hubiera visto en persona el progreso que tiene para sí mismo; lo que dijo en el restaurante fue demasiado vulgar e inapropiado, pero supongo que quiso protegerme de alguna u otra forma, después de todo, soy la única hija que le queda.
– ¿Quieres que te acompañe?
– No. Te llamaré si se pone mal, te lo juro.
– Bien.
– Mañana podemos salir, ¿si quieres?
– Sí quiero.
– Bueno –digo al tiempo en que abro la puerta del auto.
– Espera.
– ¿Si?
– Tienes azúcar.
– ¿Dónde? –pregunto al mismo tiempo en que paso mis dedos por mi barbilla partida.
– Aquí. –Toma de mi barbilla, me acerca, y me besa un instante, antes de pasar a mi mejilla, y al puente de mi nariz. Me lame con cuidado el labio inferior y me muerde con cuidado.
– ¿La quitaste? –pregunto en un susurro.
– No, creo que también tienes un poco en el pecho –me besa la clavícula, me huele la piel y deposita un beso cerca del sendero de mis senos.
Alza la vista y tiene los labios más carnosos por el chupetón en mi cuello.
– Te amo –digo. Le paso la almohadilla del pulgar por su arco de cupido y lo beso.
– Te amo.
– Nos vemos mañana –digo antes de salir del auto.
No me gusta voltear, jamás lo he hecho, porque no me gusta verle los ojitos grises cuando me suplica que no me vaya.
Cuando subo por el elevador, dado que por fin llamaron a los de mantenimiento, reviso la bandeja de mis mensajes. No noto nada raro, salvo por un mensaje de correo.
Estimado estudiante:
Lo invitamos a que participe en la semana santa de vacaciones para ganar la calificación mas alta. El asunto se dará por clases extra curriculares, incluido los clubes en donde podrán participar de manera gratuita. Sólo primer ingreso podrán asistir. El lugar en donde se va dar será en una casa del Valle en donde se puede quedar a dormir con otros estudiantes. Las inscripciones se darán el Lunes cerca de Dirección. Consulté con la Señora Alcazar para mayor información.
Le deseamos buena tarde.
Entonces como quien dice, puedo tener un lugar en donde esconderme temporalmente de la visita de mi padre. Quizás si le cuento a Nick me acompañé, aunque muy en el fondo sé que no querrá ir, además, el mensaje dice que sólo primer ingreso. Rayos.
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Así Son Las Cosas [Así somos #1] ✔️
Teen FictionCuando Miel recibe la golpiza de su vida, decide irse a vivir lo más lejos posible de su padre. Encontrará consuelo en su tía Andrea, quien le ayudará a escapar a la Ciudad de México en donde reside la disfuncional familia de Raúl, los que le darán...