67. No soy tan glotona

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Nick derrama la lechera de los hot cake en mi plato y deja un río exagerado pero muy divertido para poder embarrar el resto de mis tortitas. Me roba una que otra fresa y uvas de mis platos; la cara que pone es como haber chupado un limón. A Nick nunca le ha gustado lo ácido en las frutas, pero a mí me encanta; cuando era niña solía poner la sal en el limón y chuparlo hasta que quedaba seco.

–      Qué bueno que había fruta en la cocina.

–      Ajá. –Termino de desayunar y de lamer la cajeta en el plato de Nick.

–      ¿Qué quieres que hagamos hoy?

–      Podemos ir al cine, o podemos ir al parque para leer.

–      ¿Al cine? La última vez casi me dejas sin dinero.

–      ¿Qué dices? No soy tan glotona.

–      Ah, no. Sé que no te gusta compartir la comida, pero no te molesta tomar la de los demás –dice al tiempo en que le robo otra uva.

–      Soy muy difícil de complacer en ese aspecto. Soy muy cara.

–      Me gusta. No te lo dije porque me este quejando ni nada, sólo te lo digo porque quiero decirlo y porque quiero que sepas lo que pienso.

     Sonrío como puedo por la comida que todavía está en mi boca. Me gusta que me diga lo que piensa, hoy amaneció bastante feliz y conversador; quiero que siga así, quiero que siga abierto conmigo.

–      Voy a darme un baño y después nos vamos.

–      Okey.

     Le doy un breve beso en los labios y me apresuro a ir a mi cuarto.

     Me baño lo más rápido que puedo y me cambio a toda velocidad. Mi cabello está casi seco, lo peino, conecto la secadora y lo voy peinando para que quede esponjado como me gusta. Tengo que cortarlo, se está poniendo muy largo y eso no me gusta. Hace calor y el sol está en su punto mas alto, así que voy a usar una camiseta blanca con rosas rojas de manga corta que deja ver un poco mi estómago, pero llevo unos vaqueros delgados que me cubren la cintura, así que no hay problema. Me alboroto la melena castaña y la pongo de lado. Estoy hermosa. Me veo un poco diferente, un poco más confiada y sexi de lo que normalmente me siento.

     Al salir tomo mi celular, mis audífonos y dos libros de mi autora favorita Jandy Nelson y los hecho en mi bolso de mano color rosa. Sarah me compró uno en color beige y otro en rosa, pero últimamente ocupo más el rosa por el espacio y la escuela.

–      Wow –oigo que Nick dice al verme en el marco de la puerta–. Estás perfecta.

     Me sonrojo y él no tarda en venir y en darme más dos besos en mis labios y en mi barbilla partida. Me río sin ninguna pena y él me vuelve a besar de la misma forma.

–      Qué bonita eres. –Jamás me voy a cansar de escuchar eso–. ¿Vamos al parque primero o al cine?

–      Parque y churros.

–      Con chocolate caliente.

–      Sí eres tan gentil.

–      Soy muy gentil.

     Se abraza a mi cintura y me besa la nuca, mientras me río y sonrío, me doy cuenta de que por primera vez, en muchos años, estoy completa y sinceramente feliz. No, estoy en el cielo con este chico rubio que logró lo que creía imposible en mi vida: hacerme feliz.

     Quizás por eso, no me doy cuenta de la sorpresa que me espera al abrir la puerta.

     Mi padre está en el umbral de la puerta con una maleta en el suelo.

Así Son Las Cosas [Así somos #1] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora