87. ¡Qué estúpida soy!

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No siento nada. No puedo sentir nada en este instante. Ni siquiera puedo llorar, porque una parte de mí siempre supo que terminaría por decepcionarme. Nick me lo dijo desde hace tiempo, sin querer me lo dijo.

     <<¿Quieres ayudarme? Pues distráeme>>

     Eso mismo debió decirle a Valeria, pero la diferencia era que ella iba drogada y yo no.

–      Perdóname, perdóname, perdóname por favor.

     Me quiere tomar de la mano, pero no se lo permito.

–      Te lo debí decir desde hace tiempo, pero te juro que me daba miedo de cómo ibas a reaccionar. Te lo juro.

     <<Te lo juro.>>

     Me ha llenado la cabeza de juramentos y de mentiras desde que lo conocí.

     Recuerdo cuando hicimos el amor por primera vez, Nick tenía la mirada perdida y parecía angustiado por algo, ahora sé por qué. Recuerdo cuando le pregunté por Lucía y él me juró que sólo la ocupó para distraerse. Recuerdo cuando se indignó porque no le creía la razón por la que fue realmente a la oficina del director. Recuerdo que sus hermanos me ignoraban sin razón y Nick era el único que me hablaba, ahora sé por qué.

     ¿Por qué no me lo dijo desde el principio?

–      Te juro que te lo iba a decir.

     Ya me estoy cansando de que me diga: <<Te lo juro>>

–      Por favor Miel, te juro que te quiero y de que planeaba decírtelo.

–      ¡Deja de decirme lo mismo! –finalmente exploto.

     Me pone una cara de terror en cuanto me ve perder los estribos. Recuerdo que veía la misma expresión en mi madre cuando mi padre explotaba y, yo sólo me limitaba a hacer oídos sordos y a esconderme en el baño.

     La diferencia es que... no hay en donde esconderme. No tengo a nadie para abrazar y mucho menos un hombro en el cual retozar.

     Nick tenía razón... Estoy sola.

–      Por favor, Miel... Tienes que perdonarme, perdón... perdóname.

–      ¡Cierra la boca!

     Tengo las manos en puños y el corazón palpitándome como el de una bestia; si no tengo cuidado, me va a dar un paro cardíaco, lo sé, lo puedo sentir.

–      Por favor. No fue nada, ella no era nada, al igual que Lucía.

     Recuerdo las palabras que Lucía me dijo: <<Tiende a mentir, para conseguir lo que quiere>>; el hecho de que no muestre el más mínimo arrepentimiento por lo que pasó... hace dos años, me demuestra la clase de persona con la que estuve desde el principio. No tiene alma.

–      ¡Nick! ¡Por amor de...! –no encuentro amor en ninguna parte–. ¡Estás escuchando lo que dices! ¡Jesús! ¡Lo que me encabrona es que te lo hayas guardado y que ahora lo digas como si no fuera nada! ¡¿Cómo puedes decir eso?!

–      Te juro que si te lo quería decir.

–      ¡No jures! ¡No jures! ¡Ya deja de jurar! ¡Eres la peor persona que he conocido en mi vida! –y eso que he vivido tan poco.

     No sé que otra cosa gritarle; no se supone que esto tenía que terminar así. Normalmente nos peleamos, nos reconciliamos y después hacemos el amor; pero ahora mismo, ahora mismo, lo que menos quiero es que me toque. Ya no quiero volver a sentir sus manos en mi cuerpo, nunca en la vida.

Así Son Las Cosas [Así somos #1] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora