78. Qué preciosa se ve usted, con esa espantosa camiseta puesta

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Son las seis en punto cuando me despierta el tono de Lorde - Buzzcut Season. Es el tono que tienen clasificadas mis llamadas. Nick se revuelve al igual que yo, y tanteo con la mano hasta que tengo mi celular en mis manos.

     Es mi tía Andrea.

     Oh, no. ¿Para qué me llama? Amo a mi tía, de veras que sí la quiero bastante; es mi mejor amiga después de Estela; pero por qué me llama. Nick continua revolviéndose, me apresuro a ir al cuarto de baño para tener privacidad. Una vez adentro, él aroma a vainilla invade mis fosas nasales.

–      Hola, taita –ya tenía tiempo que no le decía así.

–      Hola, mi amor hermoso –la voz de mi madre me deja de piedra.

–      ¿Mamá?

–      Hija, no sabes que felicidad me da escuchar tu voz.

–      ¿Qué haces? ¿En dónde está mi tía? –le pregunto en un tono molesto.

–      Sé que estás enfadada, mi amor hermoso –ignora mi segunda pregunta–. Debí haberte avisado que tu padre iba a ir a festejar tu cumpleaños...

–      No –la corto–, te equivocas ma, él no vino a festejar mi maldito cumpleaños. Papá vino para fastidiarme, pero no te preocupes, que el chiste no le salió.

–      Me dijo que te fuiste a una semana obligatoria de cursos –dice ella, olvidando lo que acabo de decirle respecto a él. Mi madre siempre ignora mis sentimientos.

–      Sí. De hecho, estoy aquí ahora, así que por favor no me marques otra vez. No permiten celulares en las aulas y no quiero que me den un reporte.

–      Bueno, no olvides que te quiero.

     Le cuelgo. Sé que soy una maldita por pensar así de la mujer que me dio la vida, sé que jamás voy a tener otra oportunidad con ella, sé que no es su culpa, sé que no es culpa de nadie; pero siempre he buscado con quien estar enfadada, cuando no existen razones para estarlo con ella.

     Necesito un baño, inspecciono el lugar cuando reparo en lo que mis ojos ven: todo es rústico. La tina es de madera, al estilo rústico. El lugar también tiene un aire rústico, con piedras en los muros que me recuerda bastante a las de las playas, con un estilo más acertado a lo contemporáneo; su regadera es moderna, con alcachofa y todo, incluso tiene puertas de cristal y una banca dentro de la regadera. Su espejo es enorme, abarca todo el espectáculo. El inodoro es blanco y está alejado de todo. El lavabo es blanco, casi conectado con la regadera. Este es el mejor baño del mundo.

     Entro en la regadera, me aplico el champú y él acondicionador. Me enjabono el cuerpo y la cabeza. Me depilo las piernas y las axilas. Tengo que comprar más rastrillos. Me visto sólo con una camiseta sin estampado que abarca la mitad de mis muslos y unos calzones color azul cielo. No me pongo el sostén porque no sé si saldremos y no quiero estar incómoda con la hebilla. Estoy semidesnuda, pero estoy con Nick, así que no importa. Cuando salgo, él aroma a chocolate caliente y a churros me invade las fosas nasales. Nick está de pie, terminando de hacer el desayuno perfecto, y de poner los churros en un plato enorme de cristal, que mas bien sirve para los postres.

–      ¡Buenos días, princesa! –sólo trae puestos sus vaqueros. Nick tiene más confianza con su cuerpo y eso me provoca un estallido de felicidad.

–      Buenos días –me sacudo la melena castaña y paso a tomar asiento.

–      Qué preciosa se ve usted con esa espantosa camiseta puesta.

–      Jaja. –Muy en el fondo, sé que le encanta.

     No puedo evitar gemir de gusto cuando el chocolate y el churro se mezclan en mi boca. Yo remojo el churro, lo escurro y lo como. Nick come el churro por seco, bebiendo chocolate por aparte.

Así Son Las Cosas [Así somos #1] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora