74. ¿Nick te trata bien?

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Cuando entro por la puerta del departamento, me encuentro a mi padre sentado en el sofá marrón.

–      Bebe, ¿Te divertiste en la universidad?

–      Sí.

–      ¿Qué traes ahí?

–      Restos de donas.

–      ¿Me guardaste una?

–      Lo siento, Nick y yo nos las comimos todas.

–      Ah, ¿Nick te trata bien? –pregunta algo más serio.

–      Sí –digo al pasar por su lado.

–      ¿Van en plan serio? –pregunta al seguirme el paso.

–      Sí. –Tiro la bolsa de papel en el bote de la cocina.

–      ¿Lo quieres?

–      Mucho. –Sin pensar muy bien lo que hago, preparo chocolate caliente para los dos.

–      ¿Eres feliz?

–      Bastante. –Me resulta cómodo no verle la cara mientras hago mis cosas.

–      Es mayor que tú –señala.

–      Supongo que un poco. –Vamos, seis años no es mucho.

–      Tu cumpleaños es el seis, ¿no?

–      Mi cumpleaños es el cinco.

–      Cierto. Veinte años.

     Saco dos tazas de la vitrina y vierto el chocolate. Mi padre trata de decirme algo más, lo sé. Me importa muy poco que haya olvidado el día de mi cumpleaños, y también los que le siguen por todos estos años. Dejo de importarme lo que le pasara, lo que piense, lo que haga, desde hace mucho tiempo.

–      ¿Tienes planes para ese día? –pregunta nervioso–. Si quieres podemos ir a comer, al cine, o te puedo preparar algo.

–      Ya tengo compromiso –lo corto–, la universidad dará clases gratuitas en una casa del Valle con otros estudiantes y el curso empieza el cinco.

–      Oh... Bueno, quizás después.

–      Sí, será después.

–      ¿Podrías cancelarlo?

–      Ya lo notifique.

–      Bien. –Está triste.

–      Papá, cuando llegue la amiga de mi tía y su novia.

–      ¿Si?

–      Podrías por favor no mencionar a Nick.

–      ¿Por qué? –Está confundido.

–      Porque a ellos no les cae bien, en especial a Raúl.

–      Ya, ¿pero por qué?

–      Es complicado.

–      Me imagino..., está bien, no diré nada bebe, lo juro.

–      Bien. –Voy a creer en él, como dije antes, se le ve distinto y puede que esta vez lo haga bien a modo de padre.

     Lo dije a tiempo, porque justo escucho que la cerradura del departamento se abre. Carolina viene con una carpeta negra en manos, Sarah tiene un café en la suya y Raúl trae su uniforme del trabajo con una gorra de logotipo carnicero.

     Las tres personas se me quedan viendo a mí y al señor que tengo delante.

–      ¿Hola? Meli, ¿quién es él?

Así Son Las Cosas [Así somos #1] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora