Tengo la piel pegajosa y la respiración hecha un lío cuando finalmente sale de mí. Me duele el pecho y el vientre, incluso siento ese ardor creciente que me obliga a contener la respiración para apaciguar el dolor.
El condón tiene sangre, pero no digo nada; leí que es normal que haya un poco la primera vez, así que eso no me preocupa.
– ¿Te lastimé? –pregunta angustiado al verme el rostro.
– No.
– ¿Estás bien?
– Sí.
Me duele, eso sí, pero no me lastimó al grado de sacarme sangre –más que en el condón–.
Le hace un nudo y lo vuelve a meter en la bolsita.
– ¿Segura que estás bien?
– Sí.
Me cree, o al menos lo intenta; aunque sé que sólo me lo pregunta porque hubo una parte en la que gemí de dolor cuando fue más rápido.
– Estoy bien –le aseguro–. No me lastimaste.
Se reclina sobre un codo para no aplastarme, su cabeza queda en su mano y su codo cerca de mi cara. Me mira con unos ojos que me hacen olvidar el dolor en mi cuerpo del momento más íntimo de mi vida. Quiero levantarme lo suficiente para propinarle un beso en la barbilla, pero ese dolor crece al siquiera ponerme de lado. La mueca que pongo deja a mi chico preocupado. Nick frunce el ceño al ver mi mueca.
– ¿Te duele?
– Sólo un poco... pero es normal, ¿no?
Asiente.
– Sí, sí es normal.
Le sonrío en respuesta, la verdad es que me ha gustado el modo en el que nos complementamos; Nick me acaba de hacer el amor y eso me me llena de una dicha infinita que no cabe en mi corazón.
Me mira y me regala una media sonrisa; me entra miedo al presentir que él no disfrutó tanto como a mí me encanto.
– ¿Tú estás bien?
– Sí –se apresura a responder–, ¿por qué?
– Porque te ves distraído... como si te estuvieras guardando algo que quieras decirme –lo incito a que me diga lo que piensa.
– No me guardo nada, sólo estoy muy feliz de que estés conmigo –me asegura–. Te lo juro, eso es todo lo que pienso.
Me lo jura, pero se le ve extraño... Mejor lo dejo, no quiero provocar una pelea por nada.
– ¿Me crees?
– Si... si te creo.
– No quiero que me lo digas sólo para hacerme sentir mejor.
– Te creo, Nick –no lo dejo que se aparte–. Te creo.
Lo beso un instante, dado que todavía me duele el vientre.
Me pasa la almohadilla del pulgar por mí labio inferior y me besa otra vez. Después posa su cabeza sobre mi pecho desnudo, le acaricio el pelo y juego con sus mechones largos, los enrosco y los suelto, y él me pasa su dedo índice por mis caderas; la caricia no me incita a hacer nada, sé que sólo le gusta mi piel bronceada.
– ¿Tienes sueño?
– Un poco –sonrío contra su pelo–, me dejaste agotada.
Sonríe contra mi piel al escucharme, deposita un beso en mi clavícula y uno pequeño en mis labios. Nick se levanta, se pone su bóxer y va a mi ropero, saca una frazada blanca y me cubre el cuerpo desnudo. Se acomoda a mi lado con delicadeza y le doy acceso a cubrirse debajo de la frazada. Nick respira cada vez más despacio, sus ojos se cierran antes que los míos; veo que su celular brilla, pero no quiero despertarlo por un mensaje.
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Así Son Las Cosas [Así somos #1] ✔️
Ficção AdolescenteCuando Miel recibe la golpiza de su vida, decide irse a vivir lo más lejos posible de su padre. Encontrará consuelo en su tía Andrea, quien le ayudará a escapar a la Ciudad de México en donde reside la disfuncional familia de Raúl, los que le darán...