Capítulo 2

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—¿Qué? ¿Otra vez stalkeando al amigo de tu hermano en Instagram?

Me apresuro a guardar el celular en la bolsa. Pero de nada sirve, porque escucho la risotada que suelta Anya frente a mí.

—No estaba...

Le da un sorbo a su copa de vino, y se pasa el pelo oscuro y corto detrás de la oreja. Traga, y sigue riéndose.

—No veo porqué insistes en negarlo —dice relajada—. Al menos conmigo no tienes que esconderlo. Lo sé todo, estás loca por él desde hace años. Pero no hay problema, seguro que Finnick lo traerá.

Me tenso.

—No, sabes que no puedo...

Alza una ceja, me mira incrédula.

—¿Lo dices por Bryce? —suena enfadada, asiento con la cabeza—. Por favor, sólo has salido una vez con él.

—Pero ha pedido verme otra vez —le doy un sorbo a la copa—. Puede que en verdad vaya enserio conmigo.

Torna los ojos.

—Es un idiota —asegura—. Y lo sabes, todas las cosas que han dicho de él en el campus... cada semana se busca a una nueva conquista.

—Lo sé —trago—. Pero necesito...

Niega con la cabeza. Se inclina hacia delante, apoyando los delgados codos sobre la mesa.

—No por favor, eso jamás funciona —jura, bajando la voz—. Mucho menos con un deportista que tiene el ego hasta el cielo. Un clavo no saca a otro clavo, créeme, lo único que harás será empeorarlo todo, y menos podrás sacártelo de la cabeza. Sólo pensarás mucho más en él.

—Bryce me agrada —argumento—. Y es bastante atractivo. Me la paso bien con él, y sé el riesgo que tomo al decidir seguir con esto. Además, creo que es tiempo de intentar olvidar. Peeta ha hecho su vida, y sale con otras chicas... —trago—. Finnick no para de recordármelo.

La escucho suspirar.

—Pero qué idiota —mumura bajito—. Es guapísimo, pero demasiado idiota a veces. ¿Cómo no puede darse cuenta de lo mal que te pone el tema? Deberías intentar...

Niego con la cabeza, sabiendo qué es lo que va a decir.

—Jamás podría decírselo, es su mejor amigo, prácticamente su hermano —le doy un largo trago a la copa—. Todo se volvería incómodo... y no tiene caso. No es como si Peeta fuera a fijarse en mí alguna vez.

Ella hace una mueca, y parece querer seguir discutiendo al respecto. Pero echa un vistazo detrás de mí, y sonríe. Se levanta contenta, y sale disparada.

Volteo, veo a Finnick, quien le sonríe y la abraza de la cintura mientras le planta un beso en la boca.

Ellos hablan, pero apenas y puedo prestar atención. Porque detrás de Finnick, aparece él.

Es como si el corazón dejara de latirme por un momento, como si olvidara cómo respirar y comportarme. Es absolutamente estúpido, porque llevo viéndolo desde hace años. Nos conocemos desde hace mucho y...

—Traje a Peeta —dice Finnick, mientras se acerca a la mesa. Deja un beso en mi cabeza—. Parece que Lacy se ha hartado y finalmente lo botó y lo mandó al diablo.

Evito alzar la mirada. Y mucho menos evito mirar a un lado de mí, donde Peeta arrima la silla y se sienta. Finnick se acomoda con Anya, frente a nosotros.

¿Y si el tiempo no lo cura todo? [Everllark]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora