Capítulo 17

143 21 1
                                    

La seguimos, y llegamos frente a un Mercedes. Aprieta el botón de la llave, las luces parpadean.

Intento ocultar mi sorpresa. Parece que enserio se ha dado a la tarea de sacar el máximo provecho al dinero que consiguió quitarle a su exposo.

Peeta abre la puerta trasera, y me deja entrar primero. Eleanor pone en marcha el vehículo, y se forma un silencio denso y profundo. Miro a Peeta, él mira por la ventana, y se le nota bastante enojado. Más que eso, frustrado.

Noto una punzada en el pecho ante la posibilidad de que se haya enfadado conmigo, que este resentido por haberlo obligado de alguna manera a hacer esto. Que él no logre entender del todo mis intenciones.

Él debería saber que jamás haría algo para lastimarlo, para dañarlo. Detesto que pueda creer que quiero empinarlo en una situación que resulte contraproducente para él.

Me acerco con cautela, le tomo la mano. Noto que se tensa un poco, pero no voltea a verme. Me inclino para susurrarle discretamente al oído:

—En el instante en que te sientas incómodo, nos iremos, lo prometo —le acaricio el dorso de la mano con suavidad, dejo un beso en su mejilla—. No quiero meterte en una situación que consiga afectarte, espero lo sepas.

Por fin voltea a verme, y noto que sonríe un poco. Me aprieta un poco la mano.

Suspira, y asiente con la cabeza.

Quiero decirle más, pero me callo al sentir la mirada insistente de Eleanor a través del retrovisor. Y antes de que pueda apartar los ojos de los de ella, ella habla:

—¿Y cómo conociste a Peeta, Katniss?

Suelto el aire por la boca, noto que disminuye un poco la tensión de mis hombros.

—Es el mejor amigo de mi hermano. Nos conocemos desde hace mucho en realidad, desde que estábamos en secundaria.

Noto que ella frunce un poco el ceño.

—¿Y cómo es que llevan sólo tres años de relación?

—Tardamos en decidirlo —Peeta me gana la palabra, le sonrío—. Pero ha valido completamente la pena la espera.

Ella asiente con la cabeza, y no vuelve a preguntar más. Por supuesto que me doy cuenta de que quiere indagar más, pero decide callarse. Y seguro sabe bien que es lo mejor, especialmente con Peeta.

Casi treinta minutos después, llegamos frente a una casa muy grande y moderna. Peeta le echa un vistazo, es como si surgieran los recuerdos, y le invadieran la mente.

—¿Aquí vivías? —inquiero, cuando Eleanor sale. Él asiente con la cabeza.

—Si —abre la puerta—. Aunque me temo que la mayoría de los recuerdos que tengo aquí, no son demasiado gratos.

Salimos, y él vuelve a tomarme la mano. Seguimos a Eleanor. Quien, cuando entra, se quita el abrigo y lo deja colgado en el perchero.

—Pasen —nos invita—. Seguro han de tener hambre.

La casa se ve mucho más grande por dentro, y da la impresión de que a pesar del tamaño, ella es la única viviendo aquí. Más por lo impecable y ordenado que se encuentra todo.

Llegamos al comedor, y espero encontrarme con quien sea su prometido. Pero no hay nadie. Peeta parece pensar lo mismo, porque dice:

—¿Y tu novio? —pregunta con cierta rudeza, se sienta junto a mí—. ¿No vendrá a cenar?

Ella niega con la cabeza, toma asiento frente a nosotros.

—No, ya habrá momento para que lo conozcas —lo mira—. Además, dudo que ahora sea el momento oportuno. Sé cuanto aprecias a tu padre a pesar de todo lo que hizo...

¿Y si el tiempo no lo cura todo? [Everllark]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora