Capítulo 20

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—No tenías que venir a dejarme —alzo una ceja, miro a Johanna—. Estoy embarazada, no invalida.

Sonríe.

—Venga, tienes una carga valiosa ahora, y tengo que cuidarte —deja las bolsas en el sillón—. Más porque sé que Peeta me asesinaría si te dejo cargando todas las compras.

Reímos, y nos acomodamos en el sofá. Ella le echa un vistazo a la casa.

—Así que... ¿Peeta se irá?

Asiento con la cabeza.

—Sólo es durante el fin de semana —me encojo de hombros—. Tiene que ir a Atlanta por el cierre de un contrato con una de las empresas para las que trabaja.

Me echa un vistazo.

—¿Y no irás con él? ¿No te lo ha propuesto?

—No. Pero, ni siquiera estaríamos juntos, él va a estar todo el día en el trabajo. Además, ¿qué pensará de mí? ¿Qué no soy capaz de dejarlo solo?

—Dile que quiere ir al World of Coca-Cola —se encoge de hombros, reímos—. Dudo que te diga que no.

Las risas cesan, y surge el silencio.

Me acomodo el cabello detrás de la oreja, nerviosa.

Ella me mira, se pone seria por un momento.

—Tú si quieres ir, ¿verdad?

Ni siquiera me molesto en contestar. La respuesta parece ser obvia.

Por supuesto que quiero acompañarlo. Pero no quiero parecer asfixiante. Si de por sí él creció viéndome como la hermana menor de su mejor amigo... esto solo le daría ideas de porqué quizá no sea buena idea seguir conmigo.

Alguien demasiado joven e inmadura, quien desea un bebé por mero capricho. Y que ahora no sabe estar sola por un tiempo.

Alguien que ocupa demasiado espacio o tiempo.

—Estaré bien —intento sonreír—. Necesito un tiempo. Además, no es la primera vez que estoy sin él. Antes tenía que esperar semanas enteras sin verlo. ¿Sabes?

Asiente con la cabeza.

—Es verdad. 

A veces detesto recordarme que él es mayor que yo, y que de alguna manera ve la vida diferente a como yo lo hago.

Es como si él ya estuviera un peldaño más arriba, y pudiera tener una mejor mira de todo. Él ya es dueño completamente de su vida, subsiste con su propio dinero. Mientras yo, sigo estudiando, y sigo dependiendo del dinero con el que me apoya mi hermano para seguir con mis estudios. No tengo dinero propio con el que subsistir por mi cuenta, y sé que no podrá ser diferente por un tiempo.

Es como si Peeta ya fuera su versión más madura, cuando yo parezco una niña que no sabe del todo qué hacer con su vida. Que está muy lejos de convertirse en lo que quería.

Johanna parece percatarse de algo, porque intenta cambiar de tema:

—Tu vestido para la ceremonia de graduación en verdad que es un encanto —toma una de las bolsas, le echa un vistazo—. Estuve a nada de querer robártelo, ¿sabes?

Sonrío.

—Lo sé, igual que el tuyo. Aunque es un desperdicio porque estarán escondidos bajo la toga.

—Es verdad. Pero al menos será útil para una sesión de fotos.

—Por supuesto.

Ha llegado el momento que más he anhelado en el semestre, por fin hemos terminado con todo. Aunque, ahora que estoy viviéndolo, no estoy del todo segura si quiero que termine.

¿Y si el tiempo no lo cura todo? [Everllark]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora