Capítulo 10

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"Sólo olvida que pasó".

Me paso los dedos por los labios, tratando de recordar la sensación de su boca sobre la mía.

El corazón me late con fuerza, y me pregunto cómo es posible que pueda encontrarse tan roto pero tan emocionado al mismo tiempo.

Jamás había sentido algo tan intenso por alguien, tampoco nunca nadie me había destrozado el corazón de esta manera. Porque sé que él no me quiere, lo escuché con claridad, y es seguro que quizá nunca lo haga.

Noto que las lágrimas que me bajan por la cara. Lucho por limpiarlas con el borde de la manga de la sudadera, sin éxito. Han pasado días, y ni siquiera ha escrito un solo mensaje, ni una llamada.

No sé porqué me sorprende. Tratándose de él, era algo de esperarse.

Me quedo en el sillón, envuelta con la manta, tratando de distraerme viendo cualquier cosa en la televisión.

Por ahora no hay tarea o proyecto que me distraiga, tan sólo el tormento dentro mi cabeza, las voces que insisten en repetirme que él nunca me ha querido. Repitiéndome las palabras que me dijo aquella vez: "jamás te he visto de esa manera, y jamás lo haré".

No sé cómo permití que pasara. No sé cómo pude permitir que mi estúpido e ingenuo enamoramiento me llevara a este callejón sin salida. Porque, ¿cómo puedo sentirme tan rota y traicionada por alguien que nunca fue mío?

Me quedo ensimismada viendo la televisión, sin ver nada en realidad. Me abrazo las piernas, intentando sentirme menos sola.

Una parte de mí quería conservar el apartamento de la abuela, pero dudo poder vivir ahí con la abrumadora cantidad de recuerdos; con cada rincón que tenía impregnada su presencia.

La extraño tanto, que duele respirar. Tanto, que ni siquiera consigo llorar más, porque su pérdida ha conseguido drenarme por completo. Ha dejado un profundo vacío que dudo pueda llenarse algún día.

Después de que ella muriera, Finnick decidió vender su departamento y comprar este. Vivimos juntos los primeros cuatro meses. Luego, él decidió irse a vivir con Annie.

Sigo en silencio, mirando la pantalla mientras cambio de canal. Y de repente, se escucha el timbre.

Seguro será Finnick.

Me levanto sin mucho ánimo. Abro, y me quedo helada con la persona que aparece del otro lado.

Contengo el aliento, nos miramos. Él, no parece estarlo pasando demasiado bien. Parece como si no hubiera dormido nada anoche. Noto culpa en sus ojos, y demasiada contención. También hallo tormento, y podría jurar que veo mi corazón roto reflejado en él, como si él también estuviera sintiéndose así.

—¿Peeta? —pregunto confundida, me cruzo de brazos.

Da un paso al frente. Respira agitado.

—Quizá pienses que he enloquecido —dice, con cierta pizca de ansiedad—. Yo también lo creo, pero no puedo más. Ha sido tanto tiempo, tanto, guardándome esto —se lleva la mano al corazón—. Tanto tiempo de negarlo... pero no he logrado convencerme de una sola palabra.

Trago. Mi corazón comienza a acelerarse, intuyendo lo que se aproxima.

—¿Convencerte? —pregunto—. ¿De qué?

Otro paso.

—De que no te quiero, de que con el tiempo conseguiré que salgas de mi cabeza, que no hay un incendio dentro de mí cuando estás cerca. De que quiero olvidarte.

¿Y si el tiempo no lo cura todo? [Everllark]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora