Capítulo 36

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Inhalo la cálida brisa que cruza mientras avanzo por la concurrida entrada de La Galería Borghese.

Asimilar que realmente me encuentro aquí, resulta difícil de creer. Desde que me bajé del avión, todo ha sido una locura.

Todo ha sucedido demasiado rápido, y me he visto en la necesidad de aprender deprisa. De hallar la manera de ingeniármelas para comprender lo más que pueda del idioma y aprender a moverme en la ciudad. Roma es mi primera parada, y de verdad que he quedado fascinada.

Aunque, en más de una ocasión, las palabras de Peeta vienen a mi memoria. Las palabras que me dijo aquella ocasión cuando donde yo fantaseaba con venir a Europa, y él me decía que si quería hacerlo, era necesario que al menos aprendiera lo básico del idioma.

Y sí que tenía razón. Habría sido de gran ayuda si hubiera tomado unas cuantas clases de italiano antes de subir al avión. Pero, es tarde para arrepentimientos. Ahora toca arreglármelas.

Con la única con la que he hablado desde que llegué, ha sido con Johanna, y de manera bastante breve, porque también se veía apurada y demasiado cansada. Dice que está teniendo problemas para adaptarse, y que a veces la obligan a quedarse horas extras. Asegura que mataría por estar en Europa conmigo.

Y si, también quisiera que estuviera conmigo. Pero estar sola es lo que en verdad necesito.

Finnick me ha escrito un par de mensajes. Y quizá sea inmaduro de mi parte, pero no siempre contesto. Cada vez que lo recuerdo, me viene a la mente la noticia que me soltó antes de venir. Algo que me está costando demasiado asimilar. Porque lo que más quiero evitar, es caer en el error de comenzar a preguntarme..., ¿por qué ellos y yo no?

Quizá no sea lo correcto, ni lo más maduro. Pero me prometí a mí misma comenzar a ponerme a mí en primer lugar y dejar las opiniones de los demás en segundo plano. Porque, por un momento, quiero dejar de preocuparme por lo que es mejor para los demás, y priorizarme.

Y lo único que quiero, es disfrutar de este viaje y no establecer tanto contacto con aquello que sigue atándome al pasado. A todo lo que sigue lastimándome.

Aún no me recupero del todo del jetlag, pero hay un horario que cumplir. Finnick no lo ha dejado todo planeado como tal, sólo ha dejado una especie de itinerario para marcar cuantos días tengo para cada ciudad, y ya depende de mí visitar o no los lugares que ha marcado como opciones.

Me conmueve la manera en que organizó todo. Es claro que le tomó tiempo y energía investigar y organizar todo para mí. Entre las propuestas, está la Galería Borghese. Que por supuesto he elegido como el primer lugar para visitar.

Llega a resultarme bastante extraño encontrarme completamente sola aquí. La soledad, que siempre fue algo de lo que huía, parece haberse convertido ahora en mi mayor compañía. Suena extraño, lo sé. Pero, recapitulando en mi vida, siempre he buscado la manera de no sentirme sola; primero buscando desesperadamente la compañía de mi abuela, de Anya, quien fue mi mejor amiga alguna vez, de Bryce, Peeta..., incluso Johanna.

Resulta un tanto aterrador, pero necesito acostumbrarme a estar por mi cuenta. Dejar de evadir mis miedos, y aprender a valerme por mí misma en el mundo. Quiero aprender a tomar mi vida con mis propias manos y hacer lo que quiero. Aprender a ser independiente, y a disfrutar de algo que siempre he detestado, pero que siempre estará conmigo al parecer. Mi soledad.

Y qué mejor que empezar ahora. Tomo el folleto y lo leo mientras avanza la fila. Está la opción de tomar una visita guiada en grupo, pero decido tomar el audioguía.

Me coloco los audífonos y recorro sin prisas cada una de las veinte salas. Me tomo mi tiempo para mirar cada uno de  los frescos.

Es mucho mejor de lo que pude haber imaginado alguna vez. La colección de obras de arte que hay aquí es tan extensa, que sé que no ha sido un error haber elegido esta como mi primera parada.

¿Y si el tiempo no lo cura todo? [Everllark]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora