Ahí estaban ambos chicos, desayunando, o al menos eso intentaba Dani, el viaje de la comida del plato a su boca terminaba en la mesa o en su remerita de patitos.
—¡Se cae y me ensucia!- Dijo Dani rendido, terminó dejando la cuchara de lado. Cruzó sus brazos y un puchero se formó en su carita.
Valentín sonrió y le ayudó a comer despacito.
—No era tan difícil, ¿Viste?- Dice Valen sonriendo, apretando el cachetito de su nene después de terminar de darle de comer.
—Los cubiertos no me quieren- Hizo otro puchero. —El problema son ellos, no yo-
Esto solo hizo provocar una sonrisa en Valen, su bebé era muy ocurrente a veces.
—Ve a jugar con Lina mientras yo limpio la mesa- Lo bajo de su regazo para que fuera con Lina, su gatita blanca.
—Oki- Sonrió y salió al patio.
Después de limpiar la mesa, Valentín salió con prisa de la cocina, había escuchado que Dani lloraba.
—Ven conmigo, nene- Lo abrazó y lo intentó calmar.
—Me duele aquí- Señaló su manito, tenía un rasguño.
—¿Qué pasó?- Dijo mirando la pequeña herida.
—Lina lo hizo- Sollozó. —¡Lina mala, Lina mala!- Le gritaba a la gatita y la señalaba.
—Ay, vamos a curar esa herida, bebé- Se levantó con él en brazos y lo llevó a donde estaba el botiquín.
Lavó la herida y le puso una bandita de corazoncitos azules.
Después de ese terrible suceso, Dani no volvió a ir con Lina, le tenía miedo y prefirió no acercarse.
[...]
—Dani, es hora de comer- Lo llama desde el comedor.
Dani llegó corriendo.
—Sin correr, Dani. No quiero accidentes luego- Dijo tratando de no sonar molesto.
—Tengo mucha hambre- Soba su pancita.
—Ya va, chiquito-
Valentín sonrió y le dió en su platito de dinosaurios, una milanesa y puré de papa.
—¡Gracias, Valu!- Sonrió y empezó a comer puré con su cucharita con algo de dificultad.
Al final Valen tuvo que ayudarlo, no quería cambiarlo nuevamente de remera.
Después de la comida, como era habitual, Dani se fue a la mesita del living. Él ahí pintaba todos los días en su libro de animales. Era uno de sus favoritos, y más porque se lo había regalado Mateo, uno de sus mejores amigos.
Se sentó en la alfombra y dejó sus lápices de colores al lado, hacía los últimos detalles a los árboles detrás del elefante. Le estaba quedando hermoso, pensó el pequeño.
Al terminarlo soltó un chillido emocionado, era el mejor dibujo que había hecho hasta ahora, y obviamente estaba orgulloso.
Salió corriendo al patio, donde Valen cuidaba de su jardín, para mostrarle su obra de arte.
—¡Mira lo que hice, Valu! ¡Y yo solito!- Se sentía muy orgulloso, le pasó el dibujo, ya sabiendo que le diría cosas bonitas acerca de este.
—Creo que tenemos a un artista en la casa, te quedó muy lindo el dibujo, bebé- Le sonrió.
—¿Verdad que sí?- Dijo dando saltitos mientras soltaba risitas tiernas. —¿Lo pondrás en la nevera?- Preguntó algo tímido jugando con sus manitos, si Valentín le decía que sí, era porque en verdad le gustó su dibujo, solo quería comprobarlo.
—Claro, este es tu mejor dibujo. No puede no estar en la nevera- Sonrió y abrazó a Dani.
—Después le diré a Teo que venga para que pueda ver todos mis dibujitos-
—Estoy seguro que le van a encantar, Dani. Ahora vamos a ponerlo en la nevera, ¿quieres?- Dani asintió muchas veces y le estiró sus bracitos a Valen para que lo cargara, cosa que pasó de inmediato.
Lo llevó adentro y dejó que él lo pegara en la nevera con un imán de corazoncito.
—Ay, se ve muy lindo. Esto necesita una celebración- Dijo Valen y Dani abrió los ojos, sabía a qué se refería.
—¿Haremos cupcakes hoy?- Valen asintió.
—¡Sí!- Gritó emocionado, juraba que era el mejor día de su vida, incluso después del incidente con Lina.
[...]
Ya era de noche y los cupcakes estaban listos ya, Valen también preparó una chocolatada calentita para Dani y un café para él.
Mientras los comían veían los Backyardigans, como era costumbre los sábados por la noche. Dani podía olvidar todo, incluso el cumpleaños de Valen, pero jamás se olvidaría de ver su serie favorita los fines de semana.
Luego de unos largos minutos, Dani por fin pudo dormir, no quería alejarse del televisor, pero ya era muy tarde y mañana saldrían temprano, necesitaban descansar.
Lo llevó a la cama y le puso la pijama, se acostó con él y al poco tiempo también se quedó dormido. Quedando así la imágen de los dos chicos, el pequeño siendo abrazado por el mayor, mientras de fondo solo se escuchaban suaves ronquiditos y el sonido muy suave de un chupete.
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Ay, que lindo se siente actualizar seguido, me siento orgullosa jajsjs
