Los dos yacían en la cama aún dormidos, era muy temprano para estar despiertos. Además, hoy era sábado, ese día se la pasaban en casa todo el día juntitos, así que no tenían planes.
El sueño de Mateo se vio interrumpido al escuchar un pequeño estornudo a su lado, al principio no le tomó importancia, pero luego los estornudos se volvieron más repetitivos, por lo que terminó despertando.
—¿Ni? ¿Estás bien, amor?- Se giró para mirarla, tenía los ojitos rojos igual que su naricita. —Ay no, creo que estás resfriada- Tocó su frente y sí estaba algo caliente.
—¿Es por comer helado?- Preguntó con su delicada voz aunque algo rara por el resfriado.
En ese momento Mateo sabía que era pequeña, por lo que se preocupó más. Hasta que pensó en algo...
—Espera, pero si ayer no comiste helado- Habló confundido recordando.
—Lo tomé cuando dormías. Perdón, Teo- Se disculpó realmente arrepentida, sabía que comer mucho helado no era bueno, ahora su garganta dolía.
—Eso no importa ahora, Nicki. Debo llamar al doctor para que venga a casa a revisar cómo estás- Se levantó y suspiró, sabía lo poco que le gustaban los doctores a su pequeña.
—¿Estás molesto?- Hizo un pucherito, haciéndola ver más tierna.
Eso a Mateo le derritió el corazón y se acercó a ella, negó a su pregunta y le dejó un besito en la frente.
—No está bien desobedecer, pero ahora lo importante es que estés bien, princesa- Sonrió. —No me puedo molestar porque es imposible con esa carita- Nicki soltó una risita tierna y lo abrazó, quedando en su pecho.
Sus ojitos se fueron cerrando nuevamente, tenía sueño y además no tenía muchas fuerzas, así que al rato de 5 minutos ya se encontraba totalmente dormida.
Mateo aprovechó eso para así poder llamar al doctor, quedó de ir en dos horas, también le recomendó darle un baño con agua tibia mientras, para bajar la fiebre.
La alejó de su pecho y la dejó acostada en medio de la cama mientras él preparaba la bañera con el agua perfecta para ella.
Luego de hacer eso, preparó un biberón de leche de frutilla, sabía lo mucho que le gustaban y la quería consentir mucho. No le gustaba ver mal a su bebé.
Entró a la habitación luego de tener todo listo, dejó el biberón en la mesita de noche y se acercó al pequeño cuerpo calentito.
—Ni... Amor... Despierta, peque- Le hablaba suave y la movía despacito.
Al ratito despertó, claro, luego de muchos mimos por parte del contrario.
—Tenemos que darte un baño para bajar la fiebre, corazón. Así que debes despertar ahora, te prometo que más tarde podrás dormir todo lo que quieras, ¿Sí?- Su voz en todo momento era suave y con bajo volumen, siempre era amable para que no se asustara.
Nicki asintió y le estiró sus bracitos para ser cargada, cosa que rápidamente sucedió, estaba muy dócil a todo tacto.
—Empezaré a sacarte la ropa ahora, chiquita- Le dijo Mateo, le pasó el biberón mientras el hacía lo dicho y ella bebía.
[...]
Estaban en la sala, el doctor ya se había ido y todo parecía estar bien. Hubo algunos lloriqueos a la hora de la revisión, pero nada que no se resolviera con un chocolate y un abrazo de su persona favorita.
Nicki aún estaba enferma, pero no era nada grave, tal vez se le pasaría en unas horas si tenía todos los cuidados que necesitaba y descansaba mucho, tal como se lo pidieron.
—Te haré una sopa, te servirá para sentir la garganta calentita y no duela, ¿Okey?-
—Oki- Sonrió sin muchos ánimos. —¿Puedo ver Paw Patrol con Nini, Teo?- Dijo refiriéndose a su peluche de ovejita.
—Obvio, corazón- La dejó en el sofá junto con Nini y le puso los dibujitos en la tele. —Luego de comer nos vamos a divertir mucho porque no me gusta ver esa carita triste- Hizo un leve puchero. —Te prometo que no tardaré nada- Le sonrió y después de besar sus mejillitas se fue a la cocina.
Nicki por otro lado estaba feliz aunque no podía demostrarlo mucho, se sentía la persona más afortunada por tener a alguien que se preocupara por ella y la cuidara.
[...]
Ya habían comido los dos y ahora estaban acostados en la habitación, Nicki quería dormir la siesta en un lugar cómodo y estar acompañada de su Teo.
Miraban películas de Barbie a petición de Nicki, le divertían mucho aunque las hubiera visto cientos de veces.
De a ratitos cerraba los ojos, era una clara señal de tener sueño, por más que lo negara.
—¿Por qué no duermes, Ni?- Rió Mateo mirando como luchaba por no dormir.
—Cuento, Teo- Hizo un puchero.
Claro, Mateo aún no le leía su cuento. Era un irresponsable por no recordarlo.
Se golpeó la frente y Nicki rió bajito.
—Lo había olvidado, pero ahora mismo lo hago, princesa. Lo siento, no lo olvidaré más- Dijo como si fuera el peor error que hubiera hecho.
Buscó en la mesita y lo encontró. "La princesa y el sapo".
Nicki decía que ella era la princesa y Mateo el sapo que se convertía en príncipe. Era su cuento favorito en todo el mundo.
Mateo empezó a leer igual que siempre, aunque Nicki lo supiera de memoria aún se sorprendía escuchando, y más cuando Mateo hacía las interpretaciones y las voces de los personajes.
Ni siquiera terminó de contar porque a la mitad, Nicki terminó completamente dormida, verla era la cosa más bonita del mundo.
Mateo tenía uno de los privilegios más grandes del mundo, eso decía él al recordar que tenía una linda y amable chica a su lado.
Terminó por acostarse con ella luego de mimarla un poquito más, se durmió casi al instante de abrazarla por la cintura y ella se apegaba a su pecho.
Esa sensación era genial, pero era más genial dormir y saber que vas a despertar al lado de un pequeño angelito.
Sin duda amaba a esa chica y no la cambiaría por nada en el mundo.
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