Algo que siempre era notorio en la casa, era ver a los dos pequeños jugando y riendo con sus cuidadores, pero esta vez no era así.
¿La razón? Uno de sus amigos había salido recientemente del hospital, Thomas, para ser exactos, se había fracturado una pierna. Eso demandaba muchos cuidados, por lo que los mayores estaban muy al pendiente de él sobre cualquier cosa que pudiera necesitar.
Al principio a los pequeños no les importó mucho, incluso llegaron a comprender la situación.
Todo esto terminó para Mateo cuando vio a Dani llevarle el desayuno antes que a él, sus ojos no creía lo que veían. Nunca lo admitió, pero desde ese momento los celos empezaron a hacerse presentes.
Lo mismo pasó con Mauro, al momento de ver como su Mati mimaba a Thomi y estaba mucho tiempo con él, sintió muchos celos, cosa que demostraba cada vez que podía.
Ahora los 5 estaban comiendo, los dos más pequeños mantenían el ceño fruncido delatando su molestia, aunque Dani y Matías no parecían darse cuenta.
—Bebé...- Habló Matías suavemente llamando la atención de su pequeño. —¿Querés que te ayude con el desayuno? No has comido casi nada-
—¿Thomas no necesita ayuda?- Claramente por su tono de voz sabía que estaba enojado, Thomas solo se sonrojó al escuchar eso.
—¿Estás molesto?- Dijo y soltó una risita, nunca había visto a su bebé así.
Mauro lo ignoró y agarró su cucharita para comer su sopa, era una tarea algo difícil para él, su edad rondaba por los 4 años. La sopa no terminaba el trayecto porque se caía en su remera, eso lo frustró mucho.
—Anda, déjame ayudar, bebito- Matías agarro la cuchara, Mau se dejaba alimentar, pero eso no le quitaba lo molesto que estaba.
Por otro lado estaban Mateo y Dani, para Teo era más difícil mostrar sus celos, así que simplemente no lo hacía, lo que hacía pensar a Daniel que todo estaba bien.
[...]
Terminaron de comer, con discusiones de Mau y Mati de por medio, no graves pero aún así eran discusiones.
Algo que Mateo y Mau hacían en la tarde era mirar su serie favorita, era algo que no podían perderse por nada del mundo.
Miraban concentrados la tele que no se dieron cuenta cuando ambos chicos traían a Thomas, ayudándolo a sentar en el sillón con ellos.
