Noté que Mati estaba triste, y como no estarlo, si hace unos minutos lo habían inyectado, y era muy claro que no le había gustado.
Traté de animarlo, pero el no borraba su carita triste, me hacía mal verlo así.
--¿Quieres ir por dulces cariño?-. Pregunté animado tratando de transmitirle esa sensación también.
--No quiero Mau-. Dijo un poco apagado.
--Bueno, entonces...¿Qué te parece si vemos una película? La que tú quieras-. Intenté de nuevo, pero el solo negó.
--¿Puedo tomar mi siesta ahora, estoy cansado?-. Me preguntó, a lo que yo asentí con una sonrisa y lo tomé en brazos con cuidado tratando de no lastimar su bracito donde lo habían picado.
--¿Quieres que te prepare un biberón, bebé?-. El solo asintió y yo fui a la cocina para hacer lo dicho.
Llegué nuevamente y le entregué la botella, el comenzó a beber lentamente para disfrutar cada gota de leche chocolatada calientita que pasaba por su garganta, se notaba más relajado y en cuestión de minutos cayó dormido, intercambié la botella por el chupete y una sonrisa se formó en mi rostro al verlo succionar. Era tan tierno.
En fin, el tiempo que el duró dormido yo aproveché para recoger un poco la casa y preparar la comida, hize spaghetti con albóndigas. El platillo favorito de Mati, tal vez así subía un poco sus ánimos.
Cuando ya estaba todo ordenado y la comida hecha, fui a despertar a Matías, antes de hacerlo mire con detalle cada facción de su rostro, era hermoso.
--Mati, levántate bebé-. Lo moví poquito esperando a que abriera sus ojitos, se sentó ahí mismo y se talló los ojos--Hice tu comida favorita-. Cuando dije eso se levantó rápido, pero al momento sintió que le solito su brazo.
--¡Auch!-.
--No te muevas tan rápido bebé, que te puedes lastimar-. Dije tomándolo en brazos y el asintió.
Lo dejé en una silla y mientras yo servía los platos el movía sus piernitas que quedaban colgando porque no alcanzaba el piso.
--Aquí tienes Mati, trata de no ensuciarte, ¿Sí?-. Le puse una servilleta a forma de babero para evitar que se ensucie, ya conocía a mi pequeño y sabía que terminaría todo manchado.
Comenzó a comer y me puse feliz al ver que el también lo estaba, empezé a comer también, y no era por presumir, pero mi comida era excelente.
--¿Me das más Mau?-. Sonreí, tenía la carita manchada de salsa, lo limpié y le serví más spaghetti.
Así estuvimos hasta que terminó, nos fuimos a la sala a ver una serie infantil que escogió Mati, se veía tan feliz, incluso reía cuando se emocionaba por las cosas que pasaban en aquel programa.
Llegó la hora de dormir, aunque obvio, Matías ya estaba dormido hace unos 20 minutos, lo llevé a la habitación y le cambié el pañal sin moverlo tanto, no quería despertarlo. Le puse un chupete en sus labios y me acosté con el.
Fin.
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Bastante corto :(
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