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LITCKO
Omnisciente
––Mau, ¿Dónde estás?-. Dijo Matías apenas se despertó con una voz aún adormilada y refrego sus ojitos con sus puños. Se sentó en su lugar y se extrañó al ver que Mauro no estaba a su lado. ––Mau-. Volvió a decir pero ya un poco preocupado.
Se levantó y a pasitos lentos empezó a recorrer toda la casa para buscar a Mauro, cosa que no sucedió nunca.
––¡Mau!-. Dió un gritillo ahogado, al no escuchar nada sus ojitos se pusieron llorosos y comenzó a llorar muy fuerte, no le gustaba estar solito.
––Matías, bebé-. Habló Mauro moviendo a Matías para despertarlo, cuando se levantó lo vió llorando y se le hizo raro que tuviera los ojos cerrados. Matías despertó de golpe sentándose y bastante agitado con la carita roja.
––Bebé despierta-. Mauro movía a Matías para despertarlo cuando se despertó lo vió llorando y ahora buscaba despertarlo para acabar con esa fea pesadilla que estaba teniendo. Después de unos segundos Matías despertó de golpe sentándose en su lugar, al ver a Mauro lo abrazó y volvió a llorar recordando su sueño.
––Pensé que ~𝑠𝑛𝑖𝑓𝑓~ me dejaste solito ~𝑠𝑛𝑖𝑓𝑓~ para siempre-. Sollozó.
––Nunca haría algo así Mati, así que quédate tranquilo porque eso nunca va a pasar, ¿Sí?-. Le acarició su mejilla sacándole una sonrisa y limpió las lágrimas que tanto odiaba ver es su bebé. ––¿Quieres que prepare pancakes para tí?-. Matías asintió feliz, pues era su desayuno favorito.
––Sí porfavor-. Dijo y sonrió olvidando todo, se iba a levantar pero una mano lo detuvo poniéndola en su pecho.
––Hey, primero vamos a cambiarte porque vamos a salir después de desayunar, ¿Quieres ir por un helado?-. Matías asintió y se recostó para ser cambiado, después del cambio le puso un hoddie amarillo un poco largo y un short azul marino.
Cuando terminó, ambos bajaron tomados de la mano hasta la cocina, Mauro alzó a Matías y lo dejó sentado en una silla mientras el preparaba el desayuno. El desayuno fue normal como siempre, nada fuera de lo común, Mauro le daba la comida en la boca y lo limpiaba cuando se ensuciaba.
Terminaron el desayuno y Matías se puso a ver dibujitos tomando chocolatada en lo que Mauro se cambiaba para ir de compras, el ya estaba listo.
––Ya estoy listo bebé, ¿Nos vamos?-. Bajo por las escaleras y se puso enfrente de Mati mirándolo, el menor solo asintió y apagó la televisión, se arregló su ropa y salió para subirse al auto.
