Hoy era un día muy especial para Manuel, ya que hoy vería a un amigo de hace mucho tiempo. Mateo era su nombre, un chico que compartió muchos años de amistad junto a el, pero por cuestiones de sus padres decidieron mudarse y después de 2 muy largos años para Manuel, hoy lo vería de nuevo.
Valentín también compartía su emoción con el, la noche anterior había estado muy hiperactivo y eso le hizo difícil la tarea de hacerlo dormír.
Ahora la parejita esperaba a Mateo en un parque sentados en una banca donde habían acordado verse en la tarde después de comer.
También hay que aclarar que Mateo sabía o tenía conocimiento más o menos de lo que Valentín llamaba "Little space", éste mismo se había encargado de explicarle antes para que no hubiera ningún problema o para que Manuel no pasara un mal momento.
--¿Ya casi llega, Valen?-. Preguntaba Manuel ya por quinta vez desde que habían llegado.
--Tranquilo, de seguro ya está en camino, no te desesperes ¿Sí?-. Le dedicó una sonrisa y éste asintió.
Estuvieron ahí por otros 5 minutos hasta que Manuel observó a lo lejos un chico de estatura normal acercarse a ellos, tal vez si era el. Y si, tenía toda la razón, era el.
Mateo se acercó a saludarlos y abrazó a Manuel demostrando todo el cariño que le tenía, a todo esto Valentín no pudo ocultar algunas miradas de desaprobación, sabía que eran amigos hace mucho pero tampoco era para tanto, ¿O sí?
--Bueno, bueno, basta del abrazo-. Los separó poniéndose el en medio y Mateo rió--¿Por qué mejor no vamos a algún sitio de por ahí? Eh-. Propuso.
--A mí me parece bien, ¿Tú qué dices Manu?-. Preguntó Mateo fijando su mirada en el.
"Manu" fue la palabra que resonó en la mente de Valentín, ¿Por qué lo llamó así? ¿No pudo llamarlo simplemente como Manuel?
Valentín en ese aspecto era bastante celoso, de hecho era una de las razones por las que a veces peleaban. Por sus celos.
--Para mí también está bien, amm, ¿Podemos ir por un helado?-. Dijo Manuel.
--Sí, mira allá hay un puesto-. Dijo Mateo y apuntó un puesto de helados.
--Pues vamos-. Habló Valentín.
Caminaron hasta el pequeño puesto y se acercaron a pedir.
--¿De qué sabor serían?-. Preguntó amablemente el señor que atendía.
--Yo quiero uno de vainilla y...-. Dijo Valentín.
--Dos más de chocolate, nuestros favoritos, ¿O no Manu?-. Interrumpió Mateo y Valentín lo miro mal.
--Sí, creí que no lo recordabas-. Rió Manuel.
--Como no lo voy a recordar, si cada sábado veníamos aquí-. Habló Mateo.
El señor les dió a cada uno su helado, pagaron y se fueron al césped a sentarse en ruedita.
Mientras comían platicaban de cómo eran sus vidas y cosas así, Valentín solo hablaba cuando Mateo le hacía una pregunta.
--Oye, tienes un poco de helado aquí-. Le dijo Mateo a Manuel y limpio con su pulgar su nariz--Listo-. Rieron y Valentín solo se limitaba a observarlos en silencio.
Después de terminar su helado Manuel quiso ir a los columpios, ahí estuvieron bastante rato. Como Valentín no se quiso subir los miraba sentado.
--¿No crees que ya es tarde, Manuel?-. Gritó Valentín.
--Oh, si ya es tarde no hay problema, podemos juntarnos otro día-. Dijo Mateo frenando el movimiento del columpio.
--¡Otro ratito Valu!-. Dijo Manuel haciendo un puchero haciendo que Mateo soltara una risita.
--No Manu, ya es tarde-. Valentín se dirigió a Manuel para tomarlo del hombro.
--No se preocupen, se que ya es tarde pero podemos juntarnos otro día ¿No Manu?-. Dijo Mateo.
--¿Podemos Valu?-. Miro a Valentín con ojos de cachorrito.
Valentín no le quería decir que no enfrente de Mateo pero lo tenía que hacer, al momento de hablar Mateo dijo antes.
--Si quieres también puede venir Dani-.
Esperen, ¿Dijo Dani?, ¿Será su novio? Valentín se preguntaba, entonces ¿Mateo no quería quitarme a Manu?.
--¿Quién es Dani?-. Se atrevió a preguntar Valentín.
--Dani es mi novio, llevamos juntos dos años ya-. Valentín se sentía estúpido, todo el día estuvo celando a Mateo y resulta que el tenía novio.
--Entonces Valu... ¿Si podemos juntarnos otro día con Mateo y Dani?-. Volvió a preguntar Manuel.
--Si cariño-. Aceptó después de formular todo en su cabeza.
Después de esa escena vergonzosa para Valentín, al fin se despidieron de Mateo y se fueron a casa donde Valentín le dió un baño de agua caliente a Manuel y vistiendolo con ropa calientita porque ese día hacía mucho frío.
Lo que restó de la noche se basó en mirar películas abrazados hasta que ambos durmieron.
Fin.
"El amor es una canción que nunca termina"
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