La noche era abrigadora... Pero nada se compara a sus brazos.
Jimin enterró su rostro entre el cuello y el hombro de Rouse, dejando que pueda sentir su caliente respiración, dejando que sienta el leve aire que bota al esbozar una dulce sonrisa. Rouse sonreía con tan solo sentirlo cerca. Era inevitable no hacerlo. Era inevitable no amarlo.
Las cosas que decía Jimin eran muy tiernas, eran preguntas con el famoso «¿recuerdas?» porque ya habían pasado por mucho. Preguntaba si recordaba aquel beso baja las estrellas, o el abrazo que le dio en la noche mientras dormían, sobre si recordaba la primera vez que se sonrieron de distinta manera.
De pronto en Rouse todo se había vuelto sentimental, así le hacía sentir él.
─¿Deberíamos vivir aquí? ─preguntó Jimin, viendo su rostro, estaba sobre ella, sin darle todo su peso.
─¿Qué haríamos aquí? No hay mucho que hacer...
─Haría cualquier cosa por verte feliz.
Ella sonrió.
─Yo también haría cualquier cosa por verte feliz ─confesó, haciendo alterar la paz de Jimin.
Nunca antes Rouse había dicho eso, ella solía ser fría con él y la aceptaba. Él siempre supo que ella no lo amaba como él lo hace con ella, pero tenía la esperanza que lo haría, y ahora solo le queda emocionarse con cada acto de demostración, porque en verdad le emociona.
─Debemos de quedarnos aquí, aquí todo es más bonito ¿No lo crees?
─Si es lo que quieres está bien ─unió sus manos con los de él.
Jimin se echa, haciendo que ahora ella esté sobre él a horcajadas. Se sonrieron el uno al otro sin soltarse las manos.
─Tu madre me pidió que te llevara con ella, quiere hablar contigo.
***
Solemos romper lo que queremos.
La señora Bayly estaba sentada fuera de casa, sobre un escalón de la pequeña escalera, Rouse se quedó de pie un momento sosteniendo la puerta para que no cierre con fuerza. Suspiró y se acercó hasta sentarse a su lado lentamente. Jimin dijo que era importante mantener una relación sana con su familia, ella solo escuchaba sus palabras, no quería refutar, porque no pensaba lo mismo. Ella... Se ha sentido sola por mucho tiempo y su familia nunca intentó acompañarla, o nunca lo sintió.
La señora Bayly estaba tranquila, ya había llorado por su madre, en silencio, porque no le gustaba que la gente supiera de su sufrimiento.
─Tengo muchos planes ─comentó la madre de Rouse─. Y en ellos no están ustedes. No es que no me importen ─dijo de inmediato al ver el rostro de su hija─. Necesito estar sola por unos días... Y este lugar es perfecto para eso. Ustedes pueden regresar junto a Adrien, necesito que lo cuiden, no quiero que esté en casa de la tía Lord, ya no quiero involucrarme más con esa familia.
Rouse no dijo nada, y se quedaron así por un largo rato; en silencio. Sus palabras la llenaron de nostalgia, pues comprendía que no quería ya ser cercana con la tía Lord, solo lo eran por su padre y la situación económica que tenían en ese entonces.
─Yo cuidaré de Adrien ─aceptó rompiendo el silencio─. Puedo cuidarlo si estás de acuerdo en que yo lo haga...
─Claro que sí, a él le agradas mucho ─sonrió sin mostrar los labios al mismo tiempo en el que asentía con la cabeza lentamente.
─Mamá ─ella giró su cabeza para verla─. ¿Puedo preguntarte algo?
Su madre asintió. Habían muchas cosas por las que estaría rota, Rouse quería saber la respuesta de la primera pregunta que se hizo en cuanto cuestionó el cariño hacia su padre. La respuesta que de su madre respondería a todas las otras preguntas que se formularon conforme fue creciendo.
─¿Tú amaste a papá?
La señora Bayly bajó la cabeza, dejando de ver a su hija. Entonces miles de recuerdos invadieron su mente y corazón, de pronto su corazón recordó lo bien que se sentía amar... Lo bien que se sentía amarlo a él.
─Claro que lo he amado ─respondió con una media sonrisa─. Lo he amado como no he amado a nadie... Aunque probablemente no me creas.
─¿Entonces por qué lo engañaste?
─Nunca lo engañé. Él y yo dejamos de sernos fieles desde hace mucho... Pero supongo que esta vez dolió más que la anterior vez.
Rouse se quedó callada ante tal confesión, nunca esperaría tales respuestas de su madre. Ella sonrió y continuó.
─A lo que me refiero es a que, estábamos casados y compartíamos muchas cosas en común... Como cuando nos íbamos a la cama y antes de quedarnos dormidos, pensábamos en los mucho que desearíamos no dormir juntos... Las personas cambian, pero nunca pensé que eso dañaría tanto. Nunca pensé que el que alguien cercano cambie signifique que tú también lo harás... No lo sé, todo es muy confuso.
─No entiendo nada...
─No tienes que entenderlo ─sonrió con mofa─. De todas formas me juzgarás porque eso es lo que hacemos, sé que los he decepcionado de muchas formas pero te juro que realmente he intentado ser buena para ustedes... Intenté ser buena tanto tiempo por ustedes, que me olvidé de mí... Estoy perdida.
La señora Bayly junto sus rodillas, y pasó sus dedos entre sus cabellos de su cabeza, ocultándola en sus manos. Rouse seguía sin saber qué responder, su madre siempre la dejaría e confusión sea cual sea la pregunta... Porque nunca podría decirle la verdad completa.
─¿Podrías... Contarme cómo te enamoraste de él?
Su madre alzó la cabeza lentamente y luego de un rato comenzó a relatar su historia de amor.
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Después de un Adiós
Fiksi PenggemarJimin y Rouse se reencuentran y vuelven a ser amigos. Reviven una historia ya escrita en un libro anterior, esta vez con papeles invertidos.