CAPÍTULO 45 - CALEB 🌧️

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Me desperté confuso.

Por un momento me costó distinguir dónde estaba. Recordé que estaba en medio del bosque, no muy lejos del laboratorio, y que estaba vivo.

La hoguera se había apagado. Solo quedaban las cenizas de lo que una vez fue madera. Miré a mi alrededor; no vi a nadie. Ivy y Jordan no estaban. ¿Dónde se habían metido? Una sonrisa traviesa se coló en mi rostro, pero me la quité de inmediato. ¿Y si les habían hecho daño? ¿Por qué se los habían llevado a ellos y a mí no?

Las preguntas se respondieron solas en cuanto esos dos aparecieron de entre los árboles.

—¿Dónde estabais?

—Me tocaba el segundo turno y después de levantarme no me pude volver a dormir, así que me mantuve despierto.

—Cuando salió el sol, Jordan y yo exploramos un poco la zona. Tenemos que volver en esa dirección —explicó Ivy, señalando unos árboles que me parecían iguales al resto.

Recogimos el pequeño campamento que habíamos montado y nos encaminamos por el bosque.

—Una vez en Greenwood, ¿cuál es el plan? —pregunté.

—Encontrar a los hermanos de Margot. Me dijo que nos ayudarían.

—¿Cómo nos podrían ayudar?

—¿Y cómo los encontraremos? —soltó Jordan.

—No lo sé. Se estaba muriendo, no se lo pude preguntar —contestó Ivy, molesta. Más con ella misma y con la situación que con nosotros. En su mente se libraba una clara batalla interna.

—A lo mejor si vamos a la policía, nos facilitan los números de teléfono.

—Lo dudo —dije—. Hay algo llamado protección de datos.

El bosque estaba muy tranquilo. De vez en cuando nos cruzábamos con algún animal pequeño e indefenso. La brisa era agradable. Hacía frío, pero gracias a la ropa que me dio Ivy cuando llegamos a la hoguera después del disparo, estaba mucho más protegido de las bajas temperaturas.

Las hojas de los árboles se movían despacio, como si tuvieran una reunión importante y fueran sobradas de tiempo. En el cielo se veía alguna que otra nube, pero por suerte no indicaban tormenta. No nos llovería encima. Al menos no hasta que llegáramos a casa.

—¿Y si...? —A Jordan se le iluminó la cara. Se le había ocurrido una idea. Una buena—. ¿Cómo no había caído antes? —se emocionó—. Diego. Su hermano es policía.

—¿El del gimnasio? —preguntó Ivy.

¿Cuándo había ido al gimnasio de Jordan? Cuando la situación se estabilizara, tendría una charla con él.

—Sí, el del gimnasio.

Las mejillas de Jordan se sonrosaron un poco. ¿Qué mierda me estaba perdiendo? Estaba por alejarme y dejarlos a solas.

—Igualmente, su hermano no nos dará los teléfonos.

—Nadie ha dicho nada de pedirle permiso al hermano. Diego podría entrar en su oficina y buscar los teléfonos. Con darle el nombre de Margot servirá para encontrar a sus hermanos. El problema es que habrá varias chicas llamadas Margot en Greenwood, necesitaríamos el apellido. Ivy, ¿alguna vez te lo dijo?

Ivy negó.

—Cuando entré en el laboratorio a por la identificación del guarda y a buscar la habitación de Margot, me salió su apellido. Se apellida White.

—Estupendo —dijo Jordan complacido, juntando las manos—. ¿Entonces... al gimnasio?

—Al gimnasio —dijimos Ivy y yo al unísono.

Los Tiempo CambiantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora