CAPÍTULO 36 ☂️

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Un año y medio atrás


El hospital está abarrotado de gente, pero mi foco está en el paciente de la habitación siete.

Analizo la sangre y los resultados son incongruentes. Algo no cuadra. Microbios extraños aparecen en la sangre; investigo.

Las pruebas son confusas, me resulta difícil comprenderlas. El paciente tiene anticuerpos que luchan contra unos microbios desconocidos. No existe una cura. Quiero hablarlo con algún compañero, pero también quiero analizarlo por mi cuenta.

Hace una semana, un hombre en especial donó sangre. Se hacen reconocimientos médicos y preguntas acerca de la salud de la persona antes de donar; pero por alguna razón no he encontrado información sobre su estado de salud. De primeras, me pareció sospechoso. Está prohibido.

Aun así, el enfermero completó la extracción.

Dejo uno de los tubos de ensayo repleto de sangre en la gradilla y abandono el laboratorio del hospital para adentrarme en los vestuarios. Me cambio de ropa y guardo la del hospital en una bolsa.

Dos días después de la donación, necesitamos una transfusión de sangre para el paciente de la habitación siete, quien llegaba nuevo al hospital después de sufrir una pérdida de sangre importante. Se hizo la transfusión y el paciente se recuperó bastante bien.

Lo llevo cuidando cinco días, que son los que han pasado desde su llegada al hospital. Al principio creía que el paciente padecía un trastorno bipolar, porque sus cambios de humor eran severos. Sin embargo, mi especialidad difiere de la psicología y la psiquiatría, así que hace dos días contacté con un amigo psiquiatra.

Le fue fácil diagnosticarlo: el paciente no padece trastorno bipolar. Tiene síntomas diferentes y si bien es cierto que presenta cambios extremos en el estado de ánimo, el psiquiatra determinó que no se manifestaban igual que los de una persona bipolar.

Ha tratado a muchos y el paciente de la habitación siete no cumple los requisitos para ser diagnosticado con ese trastorno. Entonces lo descarté y le hice el primer análisis de sangre por cuenta propia.

Llego al aparcamiento y busco el coche. ¿Dónde diablos lo he metido? Lo había dejado justo aquí. Doy una vuelta y por fin lo veo al otro lado. Me subo y conduzco hasta casa.

Es hora de descansar. Al día siguiente me levantaré temprano y estudiaré con detenimiento al paciente.


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Nota de la autora:

¡Hola!

¿Cómo estáis?

¿De quién pensáis que se trata este capítulo? ¿Tenéis hipótesis sobre quién podría estar narrándolo? ¿Pensáis que es un personaje ya presentado o uno nuevo que aún no ha aparecido en la historia?

Sin nada más que decir, ¡al siguiente capítulo!

Los Tiempo CambiantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora