20. Leona VS Serpiente

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Los muchachos bajaron en grupo, era hora de hacerle frente a la realidad.

Draco se repetia como mantra que, tenía que proteger a su mujer a como de lugar, no iba a permitir que Astoria le arruinara lo único bueno que había surgido de su vida en estos últimos tiempos.

Si pudo convivir y sobrevivir a Voldemort, entonces iba a poder con esa rubia loca y con mal carácter.

Respiró profundo y apretó un poco más la mano de su amada, en búsqueda de tranquilidad.

Ella sintió el nerviosismo de su amado y se giro hacia él con una sonrisa.

-Tranquilo, amor... Estamos juntos y eso es todo lo que nos importa... No hay nada que una mujer como esa pueda hacer para alejarme de ti, así que no te preocupes.-

Ella le dio un tierno beso en la mejilla y le sonrió para transmitirle seguridad.

Draco no podía ni hablar, pero se dedico a asentir con la cabeza.

El grupo entró al gran salón, y se separaron en dos subgrupos

Ron, Harry, Ginny y Luna en la mesa de los Gryffindor

Theo, Pansy, Draco y Hermione, en Slytherin.

Cosa que pasó desapercibida por los demás, ya la mayoría se había habituado a que Malfoy y Granger anduvieran mucho juntos desde que eran pareja declarada oficialmente ante toda la escuela.

-Vaya conejito... Así que ahora te acuestas con sangres sucias...- una voz hizo sobresaltar al pequeño grupo de Draco, a excepción de Hermione, quien se había puesto mortalmente seria.

Con lentitud, acomodó sus cubiertos dejándolos perfectamente ordenados, y la castaña giró la cabeza para ver de reojo a la rubia mal teñida que tenía a sus espaldas.

-Greengrass, ¿se te perdió algo por estos lares?.- siseo la castaña con un toque de ironía en su voz.

Los ojos azules de la rubia se conectaron con los chocolate de la castaña y se miraron con un profundo odio.

-¿Que hace una sangre sucia de Gryffindor sentada en mi mesa?.- preguntó con sorna.

-No es tu mesa, es propiedad de la escuela, y yo me siento donde se me invita y se me pega la regalada gana sin dar explicaciones a nadie, si te molesta entonces largate a pintarte las uñas o lo que sea que hagas, me da igual.- rugió la castaña con peligrosidad, haciéndole herizar los vellos a más de uno.

Todos estaban en completo silencio expectantes de lo que sucedía entre la princesa de Slytherin y la leona más peligrosa de Gryffindor. Solo una cosa era segura. Correría sangre.

La rubia empezó a reír.

-Me agradas Granger, eres la primera que se enfrenta a mi después de tanto tiempo, por lo menos no eres aburrida como el resto. Es una verdadera lástima que no seas por lo menos una mestiza para que seamos amigas.- le respondió la rubia con una sonrisa que no acarreaba nada bueno

-Una verdadera lástima, pero no me podría importar menos lo que pienses. No me gustan las robamaridos, así que procura mantener tus delicadas uñas lejos de mi Draco.- retó la castaña con los brazos cruzados.

Los ojos de la rubia se abrieron como platos.

-¿DIJISTE MARIDO?.- preguntó sin un mínimo de retención.

-Lo que escuchaste, Greengrass.- siseo la castaña

La rubia se giró para pasar a un lado de la castaña e intentó acercarse para ver a Draco quien estaba del otro lado de la mesa, el la miraba estático y con temor

Mᴇ Cᴀsᴇ́ Cᴏɴ Mɪ Eɴᴇᴍɪɢᴀ (Dramione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora