29. EXTRA / Minnie y Albus

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Los días pasaron en Hogwarts.

Los aurores estuvieron investigando la muerte de Astoria Greengrass, cuya verdadera identidad era Delphini Riddle y la desaparición del chico de ravenclaw, Matthew Smith.

Resultó que el joven ravenclaw, no tenía una hermanita. A la pobre niña, la había hechizado para hacerle pensar que sí tenía un hermano, ya que sus apellidos eran iguales.

El chico realmente era huérfano, y era un gran estafador.

Y en cuanto a la investigación con respecto a Delphini y el paradero de la chica Daphne Greengrass.

Harry y su grupo les explicaron a las autoridades, con lujo de detalle la situación, obviando la parte de que Hermione y Draco eran animagos no registrados.

Gracias a la credibilidad del trío de oro como héroes de guerra y las declaraciones de la directora, todo resultó bien para el joven matrimonio y no recibieron castigo alguno.

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Minerva caminaba a gran velocidad por los pasillos de Hogwarts.

Se había quedado dormida, por culpa de la cantidad de papeleo extra que debía entregar.

El asunto de las Greengrass y el matrimonio Malfoy le habían quitado años de vida y ya no sabía ni que en día vivía.

Grandes ojeras se reposaban alegremente debajo de los ojos de la directora.

En cuanto llegó a su oficina se dejó caer de forma cansada en su amado escritorio.

-Mineeeerrvaaaa...- canturreo Albus a sus espaldas.

-Me cago en Merlín.- gruñó ella.

-Ay niña, ¿que ánimos son esos?.- contestó Albus poniéndose ambos brazos como jarra mientras negaba lentamente con la cabeza.

-Me duele la cabeza Albus, estoy cansada y no tengo ninguna intención de aguantarte hoy.-

Ella se recostó sobre su escritorio usando ambos brazos como almohadas.

-Ya se lo que te hace falta.- le comentó con una sonrisa.

-¿Que amablemente cierres el ocico y me dejes disfrutar del hermoso sonido del silencio en mi oficina por primera vez en la vida?.- preguntó ella con una sonrisa cansada mientras cerraba los ojos.

-Eso sí que jamás, me aburriría y tu también, pero eso no es lo que te hace falta querida.-

-Iluminame.- dijo ella rodando los ojos.

-Sexo.- Albus le contestó a secas con una gran sonrisa.

Ella abrió enormemente los ojos y se giro para verlos.

-Por fin pasó, el lienzo terminó de pudrirte el último ápice de cordura.- ella hizo una mueca de asco.

El entrecerró los ojos y se cruzó de brazos.

-Estoy tan lúcido como tu necesitada de sexo, querida.- contrarrestó él, haciéndole pico de pato.

-Como se te ocurre venir a hablarme de estas cosas en una institución escolar ¡por amor a Merlín!, este lugar es sagrado, ten algo de decencia.- se horrorizó la animaga.

-Si, recuerdo que practiqué muchas posturas de "decencia" ahicito mismo, donde estabas apoyando tu carita. Si no habrá sido testigo de tanta lujuria esta oficina.-

Albus miraba soñadoramente al techo mientras recordaba con una sonrisa picara.

Minerva estaba escandalizada, horrorizada y asqueada en partes iguales mientras se apartaba del escritorio dejándose caer en la silla.

Mᴇ Cᴀsᴇ́ Cᴏɴ Mɪ Eɴᴇᴍɪɢᴀ (Dramione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora