21. Mamba Negra

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Los días transcurrieron tranquilos, luego del enfrentamiento de Astoria y Hermione.

Eso traía a los Slytherin, (Pansy, Theo y Draco), con las emociones a flor de piel, no bajaban la guardia ni por un segundo

Conocían a la perfección a la desquiciada, como para cometer el error de confiarse, bajo la falsa apariencia de tranquilidad de ésta, sabían que podía asomarse una terrible tormenta.

Por otra parte, los Gryffindor, los observaban con cierta pena, diversión  y curiosidad morbosa, por las actitudes tan cautelosas y extrañas, que estaban teniendo las serpientes, pero decidieron no intervenir, a pesar de que esto les estaba pareciendo un poco paranoico de su parte.

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Luego de algunos días

El matrimonio finalmente logró dar con la directora una tarde.
Y los tres decidieron hablar en la oficina de la ex gryffindor.

-Asumo que ya tomaron una desicion.-

La animaga no dejaba de ver las manos entrelazadas de los jóvenes que tenía en frente.

-Si, directora, ya lo hicimos... y es nuestra elección permanecer casados.- le contestó Hermione le sonrió a su esposo de forma cariñosa.

Draco le devolvió la sonrisa y besó el dorso de su mano.

Dumbledore nisiquiera disimulaba su felicidad, su sonrisa abarcaba desde un lado del marco hasta el otro.

La directora asintió.

-En ese caso, solo queda terminar de registrar su matrimonio en el libro de actas, mañana por la tarde, dejen libre sus itinerarios para poder asistir a mi oficina, y deben traer al menos dos testigos para concluir con el ritual.-

Minerva les mostró el registro mientras les sonreía. Y la feliz pareja asintió en respuesta.

Pero luego el rubio recordó algo importante, que aprovecharía para discutir con la directora.

-Disculpe, ¿puedo hacerle una pregunta?.- le habló de forma cortes.

La animaga asintió mirándolo curiosa.

-¿Puede decirme por qué Astoria Greengrass volvió a Hogwarts?.- preguntó frunciendo levemente el ceño.

Minerva hizo una mueca pensativa.

-La señorita Greengrass no volvió en calidad de alumna, está aquí por otros motivos ajenos a mi persona, señor Malfoy, aunque entiendo su animadversión con su ex-prometida, pues estoy enterada de los acontecimientos pasados.- (ella se removió un poco incomoda) -Lo único que puedo decirle por el momento, es que si ella le hiciera algo nuevamente, será llevada ante la justicia en el ministerio de Magia. Así que espero que esto le traiga algo de tranquilidad.-

La ex-Gryffindor lo miró con compasión, mientras que el platinado bajaba la cabeza resignado.

-Pero profesora... Esa mujer es peligrosa, no sé si es lo correcto que alguien así, esté nuevamente cerca de alguien que fué su víctima.- intento razonar la rizada.

Minerva negó con la cabeza.

-Lo lamento, eso escapa a mis manos por el momento y no insistan más, no puedo revelar más al respecto.-

Ella los acalló poniendo una mano en frente de los jóvenes, intuyendo que podrían preguntar.

El joven matrimonio bajo la cabeza con rostros de decepción.

Y la directora los observó brevemente, suspiró e intentó darles una pequeña sonrisa en señal de apoyo a sus dos alumnos.

Pero un ambiente de preocupación y resignación estaba instalado en el lugar.

La animaga se removió en su lugar, buscando una excusa, para salir de ese extraño ambiente triste en el que habían entrado.

-Bueno, ¿alguno tiene preguntas sobre cosas relacionadas a su matrimonio o sobre ustedes?.-

Preguntó con la esperanza de animarlos un poco al respecto.

Pero la voz de cierto ex-director les ganó de antemano, cualquier formulación de pregunta.

-¿Ya pensaron nombres de bebes?.- preguntó sin poder contener más su mala disimulada emoción.

Hermione se ruborizó hasta el cuello, mientras que Draco bajaba la mirada al piso con una mueca de vergüenza.

La directora se giró tal cual su viejo colega Severus Snape, le dio su mejor rostro de intimidación.

-No te incumbe, ¡viejo mapache!.- lo regañó la directora, muy en lo profundo agradecida por el abrupto cambio de tema, aunque jamás lo admitiría.

-Es un país libre Minerva, tengo derecho a saber, al igual que todo wattpad.-

El anciano le enseñó la lengua y ese fue el detonante necesario para sacar de quicio a la ex-Gryffindor.

-Arrrgggg, Si vuelves a abrir la boca Albus, te juro que te convertiré en la lista de las compras.- siseo al puro estilo Snape.

Draco y Hermione se miraron con cierta incomodidad.

-Bueno, si nos disculpa profesora, nos retiramos.-

Anunció la castaña con cierta cautela, para evitar que la animaga dirija esa furia contra ellos, mientras caminaban lentamente hacia la salida.

Pero la susodicha estaba muy absorta en su discusión con el ex director, que no le había prestado atención alguna, a las palabras de su alumna preferida.

-No entiendo porque te pones así, Minni, solo era una pregunta.- Dumbledore hizo un puchero

-Como siempre metiendo tu nariz embarrada en óleo, donde no te llaman Albus, aprende a medir tus impulsos infantiles.- reprochó la animaga.

-Preguntar por algo que obviamente se dará no es motivo para que me hagas ojitos de Severus, estoy muy ofendido contigo Minerva.-

El ex director se giró y le dio la espalda mientras se cruzaba de brazos.

-Aaaargggg, voy a colgarte en la habitación de Filch para que tengas con quien conversar de tus obviedades, pedazo de lienzo de porquería.- gruñó la ex Gryffindor.

Albus la miró sobre su hombro, poniendo sus labios como pato, mientras le daba una mirada de desprecio, cuál adolescente encaprichado.

La animaga zapateaba de la furia.

-A mí no me vas a mirar así, pedazo de lienzo malagradecido, date la vuelta y enfrentame o juro que te prenderé fuego.-

Chilló molesta.

En ese momento ni siquiera se había dado cuenta que cierto joven matrimonio había dejado la oficina desde hace minutos.

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Draco y Hermione salieron de la oficina, tomados de la mano y sin más, fueron en búsqueda de sus amigos, habían acordado que de testigos estarían Ginny de parte de la castaña y Theo de parte del platinado.

Ignoraban completamente que una serpiente, una mamba negra, estaba escondida en las penumbras detras de un pilar, en la oficina del director, y que lo había escuchado todo.

Siseo de gusto y se desapareció por la misma oscuridad en la que se movía con libertad, satisfecha de haber conseguido lo que había buscado

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Siseo de gusto y se desapareció por la misma oscuridad en la que se movía con libertad, satisfecha de haber conseguido lo que había buscado.

Mᴇ Cᴀsᴇ́ Cᴏɴ Mɪ Eɴᴇᴍɪɢᴀ (Dramione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora