XII

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Una vez más, con una taza de café el hombre rubio estaba sentado en aquel gran comedor pero a excepción de las veces anteriores ahora contaba con ganas de hacer algo diferente.

Y sí, ese algo diferente se trataba de volver a contactar a su "amiga".

Miraba por aquí.

Miraba por allá.

No lograba verla por ningún lado.

Cabe destacar que dada la personalidad  obstinada de Kento no iría directamente hasta su área de trabajo a buscarla o la interrumpirá de la nada.

El contaba con métodos más discretos que casi siempre terminaban siendo lentos ya que no le gustaba intervenir directamente, ese no era su estilo.

Así que esperaría pacientemente a que se abriera una brecha para actuar.

—¡Nanami-san! ¿Puedo acompañarlo?

El hombre giró su cabeza para ver de quién se trataba, era Tokuma Ino.

Un chico relativamente nuevo de su departamento.

—Supongo que sí —respondió desinteresado.

—Nanami-san, siempre le veo muy solo ¿No le gustaría salir a cenar o a tomar algo algún día? Luce un poco cansado también.

El recién nombrado cerro sus ojos con fuerza y respiró hondo.

—No tengo demasiados ánimos de salir estos días y...

—Ah~ usted luce muy genial y siempre he querido ser su amigo, así que pensé que podría acompañarnos ya que ya no está todo el tiempo la señorita de marketing.

Espera un momento.

—¿Piensan que siempre me la pasaba con la señorita de marketing? —En primer lugar ¿Hablaban de él en la oficina?

Ino sintió su vida pasar por sus ojos, quizás que había abierto de más la boca.

—Bueno... Es es que siempre merendaban y se iban juntos, incluso pensamos que eran pareja... O-obvio no nos incumbe pero nos sorprendió porque usted nunca habla con nadie. —Respondió algo nervioso el castaño.

—Ya veo..

El hombre se quedó en silencio mirando a la nada. Entonces no había pasado tan desapercibido como quería en su área de trabajo.

—¿Se encuentra bien? Estos días se nota algo distraído y cansado. Si necesita medicina o algo avíseme por favor.

Ah...

¿Siempre habían sido así de amable con el?

Había intercambiado un par de palabras con ese chico pero como nunca tuvo interés en relacionarse no había notado lo amable pero descuidado que podía ser, lucía bastante inocente de hecho.

No sé consideraba una mala persona, aunque admitía que podía ser algo pesado algunas veces sin necesidad.

—¿Quieres salir a cenar hoy? —Preguntó el mayor aún con su cara seria desconcertando y convirtiendo en un manojo de nervios a su acompañante.

—Ah... si ¡Si!

—Entonces iremos por barbacoa luego del trabajo ¿Bien? —Nanami se levantó a lavar su taza mientras esperaba una respuesta del castaño nervioso.

—Bien.. ¡e-espéreme! —Pidió mientras se levantaba para seguir a su compañero hasta su departamento.





[...]




—Hay un buen restaurante a unas dos cuadras de aquí, he ido varias veces y la comida es deliciosa. —Dijo Ino caminado a la par de su mayor.

—entonces vayamos a allá, hace unas semana no como barbacoa... ¡Ah! —El rubio se detuvo en la puerta del edificio. —Deje mi celular en mi escritorio, deja que regrese por el. Espérame acá. —Pidió subiendo de vuelta al ascensor para regresar a su piso de trabajo.

Una vez en el, notó las luces encendidas del lugar.

Al entrar se trataba de alguien dentro, para ser más específicos Kaoru estaba ahí, parecía estar dejando unos papeles.

Cómo pudo el hombre intento mostrarse sereno pese a estar nervioso bastante nervioso en ese momento.

¿Debía hablarle?

Un saludo no vendría mal.

—Eh... ¡Kaoru! —Trató de articular un saludo.

La mujer que estaba dos cubículos a su lado le miro sin decir nada, ni siquiera con una expresión en su rostro. Estaba complemente en blanco.

—¿C-como estás?

La azabache termino de dejar los papeles y se acercó carraspeando su garganta junto al hombre.

—Pensé que no te sentirías culpable.

Estaba dispuesta a irse sin decir nada más pero fue detenida por la voz confundida del hombre.

—¿Que quieres decir?

Su intento de evitar la situación paso a cierta impotencia de un momento a otro.

Ese era el sentimiento que ahora reinaba en el cuerpo de la mujer.

Se dió la media vuelta y caminó hasta estar frente al rubio.

—No pensé que tendría que discutir esto, usted parece de los que no retroceden luego de una decisión. Pero una vez que dijiste que no querías que nos relacionaramos más, eso está bien, pero la manera en la que huias de mi como si me tuvieras miedo o asco, me hacía sentir tan humillada... ¿Crees que no note tu cambio de actitud luego del ataque de pánico y las tontas heridas en mis brazos?

La mujer apretó sus puños fuertemente, sabía que no merecía ese tipo de trato, pero no podía evitar sentirse mal...

—En ese momento sentí que había hecho todo mal, que por mi culpa ya no querrías ser más mi amigo pero ninguna de esas cosas fue mi culpa... Yo no quiero tener esas heridas, yo no quiero tener ataques repentinos, no quiero tomar 4 pastillas diarias por mi salud deficiente... — La mujer había pasado de un tono con tintes de ira hasta uno que sonaba doloroso al escucharlo, demostrando que todo lo que decía realmente le afectaba.— Yo solo quería mostrarte mi mejor lado, la radiante Natsume-San que ayuda y comprende a la gente pero ¿Quien me comprende y ayuda a mi? Piensan que estoy loca, que estoy enferma... —Hubo una pequeña pausa repentina, la mujer intento retener las ganas de llorar en ese momento, pero era difícil.—Nadie está en posición de juzgar mis problemas como si entendieran, pero aún así quería ser comprensiva con usted porque me hacía sentir segura y feliz con su compañía entonces quizás merecías saber un poco más si me acompañarias por más tiempo pero te fuiste, te convertiste en otro de los tantos problemas cuando eras el que me hacía olvidarlos... No te digo esto con la finalidad de hacerte sentir culpable, no estabas en lo absoluto obligado a acompañarme, solo que a veces no puedes ser tan insensible... Hay un momento para todo y no era necesario alejarme y evitarme sin explicación. Digo todo esto porque seguimos siendo compañeros de trabajo y no puedo ignorarlo frente a todos si necesita algo, espero no tener que lidiar con usted a futuro por estos problemas, de todas maneras no creo que usted realmente me necesite.

Nanami se quedó callado procesando todo lo dicho hace un momento.

No habían mentiras, se había dado cuenta de sus dudas y miedos sin que el mismo se diera cuenta. Puede que haya Sido más transparente de lo que pensó.

A pesar de que el si pensó e hizo esas cosas, el ver desastre que había provocado en una persona que le había ayudado y acompañado inocentemente no hizo más que hacerlo sentir horrible.

Como un pedazo de escoria, en ese momento no era más que eso.

—Lo siento... —Dijo el hombre con la cabeza gacha.

—Fui yo quién le obligó a entrar en mi vida en primer lugar, así que me disculpo yo. —Las lágrimas corrían por las mejillas de la azabache.— Con permiso me retiro.

Y solo se fué.

Nanami no la siguió, tampoco le dijo que parara. Sabía que quien hizo mal fue solo el, lo que merecía ella ahora era algo de paz.

Su yo del pasado le decía que hubiera sido mejor si no se relacionaban desde un principio, pero ya era inevitable, habían sentimientos involucrados.

𝐿𝑖𝑓𝑒 𝑔𝑜𝑒𝑠 𝑜𝑛  ☕︎ 𝑵𝒂𝒏𝒂𝒎𝒊 𝑲𝒆𝒏𝒕𝒐 ☕︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora