VII

4K 528 53
                                    


Un dilema moral estaba atascado como un chicle en la cabeza del rubio oficinista.

Y ese trataba acerca de ir o no ir a visitar a su compañera/"amiga"; la verdad se sentiría como un hijo de puta si no iba a verla, pero algo le decía que aún no eran lo suficientemente cercanos como para ir hasta allá.

Kento era un hombre con límites que respetaba el espacio ajeno, estaba acostumbrado a estar alejado de las personas por decisión propia y no le nacían esas aptitudes sociales como para invitar a la gente o siquiera asistir a lugares con conocidos por cuenta propia.

No creía que fuera realmente un problema pero en este tipo de ocasión era una inseguridad molesta.

Porque sí quería ir, pero un parte de él le decía que no era de su incumbencia.

-Nanami-San, disculpe. Estos papeles son para usted. -Un "Déjalos, gracias" bastó para que el chico dejara dichos papeles en el escritorio del rubio y se marchara.

Faltaba media hora para cumplir su jornada del día, y aún no decidía que haría. Previamente le había escrito a la azabache pero su teléfono estaba apagado eso quería decir que no tenía ni idea de dónde se encontraba la mujer.

Y solo se le ocurría una persona que pudiera saberlo.

Había intercambiado algunas palabras con el subgerente Okkotsu, pero nada más; tampoco le apetecía incomodar al hombre.

Además de que sería raro que llegara de la nada a preguntara por Kaoru así como así.

¿En qué momento si quiera empezó a preocuparse tanto?

"Nanami, no seas estúpido. Es una amiga que está en hospital." Pensó para si mismo.

Quizás algo de trabajo lo distraería y quizás más tarde tendría una respuesta sólida; y así fue.

Finalmente luego de tanto debate y pensamientos involuntarios al respecto llegó a una conclusión.

No iría.

Así que se dispuso a terminar su trabajo para luego regresar a casa.

Tan pronto acabo, tomo su maletín y subió hasta el ascensor.

Pero no estaba solo, para su suerte el subgerente Okkotsu y otros trabajadores (probablemente del mismo departamento) estaban en él.

-¿Y sabe algo de la gerente? -Preguntó un chico con algo de preocupación en su tono. Era un tema de interés para Nanami así que la conversación ajena tenía su total atención.

-Cuando fui a verla seguía inconsciente, se le pidió que tomara un reposo así que no vendrá, no necesita más estrés por trabajo.

-¿Y dónde se encuentran? -Preguntó una mujer está vez.

-En el hospital xxxxx.

En ese momento se abrieron las puertas del ascensor, saliendo el rubio del primero con información de su agrado, que terminó por obtener convenientemente.

Así que tan pronto salió del gran edificio, tomo el metro y regreso directo a su casa.

Ya había tomado una decisión ¿O no?

Llegó, tomo una ducha, sé cambió y se recostó en su sofá para ver las noticias.

El sentimiento de ser un hijo de puta de lo estaba comiendo vivo tal como predijo antes.

¿Porque le daba tantos rodeos a la situación? Ya no tenía excusas.

¿Que demonios lo tenía atado y no lo dejaba ir hasta allá?

𝐿𝑖𝑓𝑒 𝑔𝑜𝑒𝑠 𝑜𝑛  ☕︎ 𝑵𝒂𝒏𝒂𝒎𝒊 𝑲𝒆𝒏𝒕𝒐 ☕︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora