IV

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—Que vida tan fea, de saber que iba a ser así me hubiera ahorcado con el condón umbilical. —Dijo para si misma en voz alta la gerente del departamento de marketing.

¿Contexto?

Cuando tienes un buen puesto de trabajo debes cumplir ciertas expectativas.

La joven mujer realmente no tenía inconvenientes a la hora de manejar su trabajo, pero cada cierto tiempo debía "competir" para mantenerse en el mismo lugar debido a qué gracias al sueldo muchas personas apuntaban al puesto de gerente.

Está vez un nuevo producto saldría al mercado, lo que significaba:

1. Empaques para el nuevo producto.

2. Promoción.

3. Estrategias.

El detalle es que le habían asignado especialmente a ella y a Okkotsu Yūta, el sub gerente que cada uno diseñara el empaque e ideas de publicidad para el producto que venía en camino el cual debían hacer en base a la descripción básica de este.

Todo para dentro de un mes.

Yei.

La pobre mujer se encontraba moribunda tirada en una de las mesas del comedor del edificio.

La tarea más difícil del mundo la verdad no era, pero el simple hecho de tener la presión extra lo hacía estresante.

—No es problema mío en absoluto pero ¿Se encuentra bien?

—¡Nanami -san! Hola..

—No, no está bien. —Afirmó mientras pasaba una taza de café a la azabache.

—Es que hoy se me ha asignado un nuevo reto laboral para medir mi rendimiento y superarme una vez más a mi misma. —Intentó sonar motivada.

—Tienes que batallar para que no te quiten el trabajo.

—Intento ser positiva, tu deja de ser amargado.

—No soy amargado, soy realista que es diferente. Tu deberías dejar de vivir en una nube.

Auch.

Eso había sido un golpe duro y sin aviso para la mujer.

—Deje de vivir en una nube hace años para tu información.

El rubio mantuvo su mirada en la ventana del comedor que dejaba ver el hermoso cielo azul del día

Nunca le ha gustado discutir así que muchas veces solo se quedaba callado para matar la conversación.

—Es increíble como te callas para "ganar" la conversación, dices que no eres infantil y mírate.

Una mirada de reojo fue suficiente para hacer reír a la azabache, el rubio se estaba empezando a irritar.

—Bien, bien. Te perdono. Pero a cambio quiero que salgamos a comer más tarde.

—¿Que vamos a comer? —Preguntó con desinterés.

—No lo sé ¿Sushi? ¿Carne? Lo que tú quieras.

—Sushi está bien.

—Eres un hombre de pocas palabras ¿Verdad?

El mayor dejo salir un pequeña risa.

Esa mujer salía con cada cosa.

—Hablo lo suficiente. Además estoy intentando no dormirme, apenas pude dormir anoche. Un amigo invadió mi casa y no me dejó pegar el ojo.

—Correlo. —Respondió ella en broma

—Ya lo hice, pero es terco como una mula, aunque es más un burro; no lo soporto.

𝐿𝑖𝑓𝑒 𝑔𝑜𝑒𝑠 𝑜𝑛  ☕︎ 𝑵𝒂𝒏𝒂𝒎𝒊 𝑲𝒆𝒏𝒕𝒐 ☕︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora