XI

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Un día laborioso de trabajo había dejado hecho añicos al joven oficinista.

Subió las escaleras de su edificio con pensar sintiendo como sus pies pesaban con cada escalón.

Tomó sus llaves y abrió la puerta mientras saltaba un fuerte suspiro.

-Oh, había esperado todo el día para estar contigo. -Dijo lanzándose en el sofá de su sala de estar.

Por fin podría estar con su amado sofá, compañero de sueños involuntarios mientras leía o veía televisión.

El reloj en su pared marcaban las 5:30 p.m, pensó en tomar una pequeña siesta pero no le apetecía alborotar su horario de sueño a mitad de la semana.

Así que de nueva cuenta se levantó directo a darse una ducha para cenar, ver algo de televisión y finalmente dormir.

Camino hasta el baño, se dió una ducha rápida y estaba como nuevo.

Ya ni siquiera se sentía tan cansado como hace minutos.

Los baños hacen milagros.

Con una toalla en la cabeza se acercó hasta una bolsa que compró de camino a casa y no era nada más ni nada menos que su sandwich de huevo.

Una sonrisa salió de sus labios, ese era el amor de su vida.

Antes de sentarse encendió el televisor para hacer un poco de ruido de fondo mientras cenaba.

Era feliz, tan feliz cada vez que comida su sándwich favorito.

Iba a tomar su celular que estaba en la mesa, pero justo al lado de éste algo captó su atención.

Puso su comida a un lado, limpio sus manos con una servilleta y tomo el papel con sus manos.

Eran unos stickers de dinosaurio.

Un suspiro salió de sus labios mientras veía con detenimiento cada una de las figuras.

Había un tiranosaurio rex bastante lindo según el en la parte de arriba, era de un lindo color verde y destacaba del resto.

Así que lo arranco del papel, tomo su celular y lo pego en el forro negro que este tenía.

Se veía lindo.

Esbozó una sonrisa tonta y continuó comiendo su sándwich.










[...]










-Nanami-San.

Un llamado de la nada hizo al hombre girar con rapidez, pero al ver de quién se trataba volvió su rostro a la normalidad.

-Compré un pan de melón de más ¿Usted lo quiere? -Le preguntó una chica con la que compartía departamento.

-No, gracias.

Y solo continuó tomando su café de la tarde mientras miraba hacia afuera.

Cada día sentía con más fuerza la sensación de que algo faltaba en su vida.

Solo que no sabía con exactitud que era, pero le era inquietante no tener todo bajo su control.

Cansado, se colocó en posición de descanso y cerro sus ojos unos minutos.

-No vas a fumar, es malo para tu salud. -La voz recién llegada lo saco de micro sueño.

-¿Tú con que moral lo dices? -Le repicó otra voz.

Luego se escuchó el sonido del balcón ser abierto y cerrado en unos segundos.

Levantó su vista y ahí estaba la azabache frente a el dándole la espalda.

Estaba encendiendo un cigarro acompañada del subgerente Okkotsu.

No podía escuchar acerca de que estaban conversando.

Podía ver su rostro cada tanto, no lucía mal la verdad. Se veía igual que siempre, quizás no le había afectado que el haya salido de su vida a la fuerza.

Un momento.

¿Por qué le afectaría? O peor aún ¿Por qué el pensaba esas cosas?

El tomo esa decisión, debía estar feliz. Pero algo no lo dejaba continuar con tranquilidad.

Termino de tomar su café mientras le daba miradas indiscretas a la azabache que estaba afuera, no se esforzó en disimular ni poco.

Lavó su taza y regreso a su cubículo.

Se sentía más cansado que de costumbre.

Su único consuelo al acabar el día era regresar a casa y dormir, nada más.

Aunque con eso seguro sería suficiente.

...

Tan pronto llegó su hora de salida, sin pensarlo dos veces se marchó.

Iba directo a la estación de tren como cada día para regresar a su hogar, pero algo lo detuvo.

Miró el libro en la vitrina y entro a la tienda algo inseguro.

Se dirigió al pasillo que le indicaron y se quedó mirando la gran variedad que había, pero él estaba buscando uno en específico.

-Este. -Dijo cuando al fin encontró el mentado libro.

Lo colocó frente a la cajera mientras sacaba su billetera.

-Llevaré estos también.

Una caja de colores fue puesta por el encima de la mesa de la cajera.

-¿Dicen que colorear estos libros es relajante? ¿Le gustan las mandalas?

El hombre sonrió con un poco tristeza.

-A mí no, a una amiga.

Si...

Tenía un par de días meditandolo, pero hoy acabo por confirmarlo.

Ella era lo que le faltaba.

Kaoru era esa cosa necesitaba a su lado.

-¿Puede darme esos stickers también?



















...

Kiubo, acá está el otro capítulo.

Bueno, el anuncio "importante" es que ahora voy a subir capitulos solo los domingos, se me hace difícil manejar el tiempo de los domingos y miércoles, puede que cada tanto les traiga capitulos dobles porque me sienta culpable.

Eso era todo. Les tqm. Cuídense y hasta el domingo que viene.


𝐿𝑖𝑓𝑒 𝑔𝑜𝑒𝑠 𝑜𝑛  ☕︎ 𝑵𝒂𝒏𝒂𝒎𝒊 𝑲𝒆𝒏𝒕𝒐 ☕︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora