𝐿𝑖𝑓𝑒 𝑔𝑜𝑒𝑠 𝑜𝑛 ☕︎ 𝑵𝒂𝒏𝒂𝒎𝒊 𝑲𝒆𝒏𝒕𝒐 ☕︎

XX

Sin dejar de tomar la cintura de su compañera y por supuesto sin dejar de besarse caminaron torpemente hasta llegar a la cama del rubio, siendo este el primero en sentarse y la azabache subiendo sobre su regazo.

Ella mantenía sus manos acariciando el cabello del oficinista mientras que él mantenía suaves caricias en la cintura ajena.

Pero este no parecía moverse de aquel lugar, algo que incomodó a la mujer.

—¿Estás seguro de hacer esto? —Preguntó Kaoru separándose de los labios contrarios.

—La pregunta es si tú lo estás... ¿En verdad quieres acostarte conmigo?

La mujer miró hacia sus piernas las cuales estaban abierta sobre el contrario, su mirada subió por su abdomen, cuello y paró en sus ojos.

—No haré nada que tú no quieras, por eso quiero que estés segura.

Ella le miró a los ojos mientras decía aquello.

Sus ojos eran muy azules. Profundos como el océanos, sentía que en cualquier momento se perdería en ellos.

Esa noche había notado muchas cosas nuevas con respecto al rubio.

Ya era muy lejos como para retractarse, así que era mejor acabar con el trabajo de una vez.

Movió sus caderas estimulando el bulto creciente debajo de ella.

—Está bien. Todo está bien ahora. —Susurro sobre los labios contrarios volviendo a besarlo.

Tomo una de sus manos y la guío hasta su trasero, el hombre comenzó a tocar de arriba a bajo pasando por sus muslos y haciendo pequeños círculos con sus dedos.

—¿Me dejarías...

Pregunto ella mientras tocaba la intimidad ajena y miraba a los ojos a su acompañante.

—No es necesario que lo hagas...

Ella sonrió y bajo de su lugar colocándose ahora de rodillas.

—Sabes Nanami-San... Te has esforzado mucho, será mejor que te relajes un poco, lo mereces.

Decía al mismo tiempo que desabrochaba el pantalón ajeno y exponía la hombría del rubio.

Fue cuestión de segundos para que la muchacha comenzara a chupar el miembro del rubio.

Tocaba por aquí, lamía por acá.

Sabía que le gustaba, para el hombre fue inevitable no dejar salir gemidos algo fuertes, además de apretar las sábanas en busca de algo de cordura.

"¿Por qué tiene que hacerlo tan bien?" Era el pensamiento que se mantenía por más tiempo en su cabeza.

Pero debía terminar en algún momento.

Ahora estaba algo sudado, con la respiración agitada y evidentemente sonrojado.

La mujer le veía sin vergüenza desde abajo mientras limpiaba el semen que ahora corría por su cara.

Que al notarlo el rubio inmediatamente consiguió un pañuelo para limpiarla mejor.

La levanto del piso y la posicionó sobre la cama.

Ahora le devolvería el favor.

El hombre ahora jugaba con los tirantes del vestido ajeno poco a poco tirandolo hacías abajo para deshacerse del vestido que tenía.

El vestido le quedaba hermoso, pero era momento de ver qué tan bonita se veía sin el.

Aunque no podría verlo claramente dado a qué solo podía mirar lo que le permitia ver la luz de la luna ya que la mujer insistió en mantener las luces apagadas.